Hace un año y medio esta chica aceptó el desafío de hacer lo impensable: ¡dejar de usar champú! El editor de la revista para la que trabaja se lo propuso como un experimento de un mes de duración; era enero, y ella pensó que si todo resultaba mal, podría ponerse un gorro todo el tiempo.
En lugar del champú comenzó a lavar su cabello con bicarbonato de sodio y vinagre de manzana. Los resultados le gustaron tanto, que asegura que jamás volverá a comprar champú.
Debido a que el bicarbonato de sodio sólo absorbe el exceso de grasa, tu cabello no pierde sus aceites naturales con cada lavada, no se siente seco ni esponjado. El vinagre de manzana deja tu cabello sedoso, suave, y en general más manejable. Luce increíble.
El método vale la pena probarse. No sólo por los beneficios para tu cabello, sino para tu bolsillo. Tanto el vinagre de manzana como el bicarbonato son mucho más baratos que el champú comercial. También puedes contribuir al ambiente evitando los residuos no reciclables: puedes conservar el bicarbonato en una caja de cartón y el vinagre en envases de vidrio durante meses.
¿Cómo funciona el método?
Usa de 1 a 2 cucharadas de bicarbonato de sodio, dependiendo del largo y la cantidad de tu cabello. Disuélvelo en una taza de agua por cada cucharada de bicarbonato. Viértelo sobre la cabeza, frotándolo con las yemas de tus dedos. La clave es conseguir llegar al cuero cabelludo, pues las puntas se lavarán conforme lo enjuagues.
Después, haz lo mismo con el vinagre de manzana: utiliza 1-2 cucharadas disueltas en 1 o 2 tazas de agua tibia. Viértelo sobe la cabeza para acondicionar y enjuaga casi de inmediato.