El peeling es la limpieza profunda de la piel que acaba con las células muertas, limpia los poros y deja la piel tersa y lista para otros tratamientos. A pesar de que la piel se renueva cada día de forma natural, con el paso del tiempo este proceso se vuelve lento y es necesario realizar una limpieza más a fondo.
El peeling puede ayudar a eliminar la capa de la piel que se forma con las células muertas, regresa el brillo y frescura natural del rostro y resuelve algunos problemas específicos como piel con imperfecciones, manchas y poros abiertos; entre otros.
Exfoliación superficial
Este tipo de peeling no penetra a profundidad la piel, sólo retira la capa superior. Es recomendable para quienes tienen puntos negros, piel gracia y con tendencia al acné. Son las mascarillas que no demandan mucho tiempo. Esta exfoliación ayuda a tener una piel más tersa, reducir las arrugas finas y mejorar el tono y color.
Peeling medio
El procedimiento de ácido tricloroacético o medio afecta la epidermis y la capa superior de la dermis. Se recomienda para quienes tienen arrugas producidas por la exposición a la luz solar, para tratar manchas y cicatrices superficiales.
Peeling profundo
Se realiza bajo anestesia debido a que afecta las capas profundas y es más doloroso. Como es de esperarse, la recuperación es más larga y tiene mayores efectos secundarios como costras que pueden durar varios meses. No se recomienda para pieles oscuras porque existe un riesgo de blanqueamiento de piel. Este procedimiento se utiliza para tratar daños solares severos, decoloración o pigmentación excesiva de la piel, cicatrices de acné y arrugas profundas.