Para ejercer un oficio o una profesión es indispensable tener conocimiento sobre lo que se está haciendo y ser, al menos, medianamente bueno. Por eso es casi imposible pensar, por ejemplo, en un chef que no tenga buena sazón o en un tatuador que no sepa dibujar. Sería algo muy loco, ¿no? ¡Pues ni tanto!
En Brasil, una de las tatuadoras más reconocidas es Helen Ferdandes cuyas habilidades para la ilustración son inexistentes, pero pese a que sus diseños parecen haber sido dibujados por un niño de kínder, tiene un éxito impresionante no solo como tatuadora sino como diseñadora de ropa.
Helen tiene 28 años, 64 mil seguidores en Instagram y cientos de clientes que esperan su turno para marcar su piel con feos pero tiernos dibujos infantiles. ¡Qué valientes!