Las secretarias son esos seres maravillosos e increíbles que hacen que todo funcione correctamente en las oficinas, y cuya labor muchas veces se subestima sin tomar en cuenta su entrega. Secretaria es sinónimo de secreto o confidencialidad, porque si algo que las caracteriza es su discreción; son las personas de mayor confianza para cualquier jefe y por sus manos pasan todas las decisiones y proyectos de la empresa. Anteriormente la mujer estaba consignada al hogar y al cuidado de los hijos, sin embargo, las secretarias comenzaron a desempeñar su labor a partir del inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando las opciones de trabajo eran muy limitadas para el sexo femenino.
La primera secretaria de la historia se llamó Liliam Sholes y fue la hija del hombre que inventó la maquina de escribir. No puede decirse que su función sea fácil, por el contrario, a veces cosas tan simples como acatar las reglas absurdas que a veces se implementan dentro de la oficina no debe ser tan sencillo. Si tienes curiosidad por saber cuales eran las reglas a seguir dentro de una oficina en los años 50, te presentamos esta pequeña lista:
1. Sonreír todo el tiempo, bajo cualquier circunstancia
Por absurdo que parezca, las secretarias de los años 50 debían de sonreír la mayor parte del tiempo, además debía de parecer natural, pues se suponía que eran mujeres bellas y alegres y dispuestas a ayudar siempre.
2. Lucir siempre perfecta
En las escuelas para secretaria se dejaba muy claro que debían de tener mucha atención en el cuidado personal. Incluso, en algunos casos, se les pedía que utilizaran maquillajes específicos para cuidar su piel mientras estaban trabajando.
3. Jamás usar aretes largos
Las secretarias de aquella época debían de ser modestas en su apariencia y en su forma de ser, por lo tanto, se les prohibía utilizar joyería llamativa, especialmente aretes grandes que se interpusieran entre el teléfono y sus orejas.
4. Tener siempre la postura perfecta
Este tip lo implementaban en la escuela para secretarias de Nueva Orleans como un beneficio para su salud. De cualquier manera, se decía que era un requisito básico para la belleza.
5. Tener una voz armoniosa y bien modulada
No solamente debían de verse bien, sino que también debían mantener un tono de voz agradable y aceptable. Por supuesto, nunca podían alzar la voz a sus jefes.
6. Evitar el sarcasmo
Claro está que no podían utilizar el sarcasmo con su jefe pues se consideraba inapropiado. Las mujeres que deseaban trabajar en la década de los 50 tenían estrictamente prohibido ser groseras con sus superiores.
7. Nunca mostrar aburrimiento
Todos conocemos a un compañero de trabajo cuyas historias parecen no tener fin, y encontramos maneras correctas de evitar discusiones. En aquellos tiempos, las secretarias fueron instruidas para sentarse y escuchar, y no solo eso, además debían mostrar interés.
8. Evitar los chismes
Aunque actualmente no existe un lugar así, y probablemente haya resultado terriblemente difícil para los empleados de aquellos tiempos cumplir con esa regla.
9. Evitar hablar de sí misma
Aún cuando alguien preguntara sobre su fin de semana, estaban forzadas a no hablar de su vida privada. En caso de que alguien quisiera profundizar, ellas debían de evitarlo y volver al trabajo.
10. Saber exactamente donde estaba su jefe
Había un poema conocido entre las secretarias de esa época que decía: “Siempre debo de saber donde está mi jefe cada minuto, para poder decirle a la gente indicada, el lugar equivocado”.
11. Nunca esperar un ascenso
El mismo poema decía: “Un hombre en la oficina comienza en el fondo y va creciendo; una secretaria comienza como secretaria y solo trabaja”.