En plena avenida y entre lágrimas de desesperación e impotencia, un abuelito compartió la triste situación que atraviesa, luego de que perdiera a su esposa y sus hijos le exigieran el pago de su herencia aún estando en vida.
El abuelito se siente tan desesperado por ver a sus hijos pelear, que ha pensado en acabar con su propia vida. Su situación comienza a despertar la solidaridad de internet a tal grado que ya hay personas ofreciéndole resguardo, atención psicológica, y sí, un abrazo solidario que pueda sanar su corazón.
Sus lágrimas no soportaron más
Don Segundino Cartos Mercedes, de 78 años de edad, trabaja vendiendo huevos en la ciudad de Huamachuco, en Perú; así logra solventar sus gastos y seguir adelante.
Quienes conocen al abuelito afirman que es un hombre tranquilo, trabajador y muy sonriente; por ello, se sorprendieron al verlo llorar desconsoladamente en plena avenida.
Su historia conmueve en redes
Don Segundino compartió que sus lágrimas eran producto de la presión que sus hijos ejercen sobre él para que les dé la herencia que ha construido durante años. Ante el comentario, sus vecinos decidieron grabar la declaración y hacerla pública con la intención de encontrar ayuda para su caso.
Cabe destacar que el abuelito perdió a su esposa en diciembre de 2019, su compañera que lo apoyó en la construcción de su vivienda, lugar que continúa habitando.
Son mis hijos, yo sé qué tienen derecho, pero… ya no aguanto más. Yo les he dicho que les voy a dar, pero que al menos pase este año por la pandemia. Lo que pasa es que deben, pues… A veces quisiera dejar de vivir para ya no molestar.
La ayuda está comenzando a llegar
https://www.youtube.com/watch?v=7AU0DCSpYIA&feature=emb_title
Su declaración ha conmovido a cientos de internautas, mismos que no dudaron ni un solo segundo en ofrecer ayuda legal, psicológica e incluso un resguardo seguro para que Don Segundino pueda pasar sus últimos años tranquilo, y por supuesto, recibiendo el amor que un hombre como él se merece.
Ahora solo nos resta recordar que ningún bien o cantidad económica vale más que la estabilidad, tranquilidad y cariño de nuestros padres.