Es probable que durante la adolescencia pensaras que ser una chica emo era lo máximo pues usabas delineador negro, ropa oscura, teñías tu cabello de colores, llevabas fleco largo y escuchabas la mejor música del momento. Pero el tiempo pasó. Ahora usas un balayage, tienes un trabajo de oficina, compras por catálogo y usas ropa colorida.
Sí, crecer no es fácil pero tampoco tan malo como creías, además, siempre puedes volver al pasado con solo reproducir tu vieja playlist.