Bajar de peso no es solo una cuestión de estética, también lo es de salud física y emocional. Sin embargo ponernos en forma no siempre es sencillo, requiere paciencia, esfuerzo, voluntad, disciplina y mucho amor propio para no ser tan duros con nosotros mismos y que el proceso sea más una transición que una guerra con nuestro cuerpo.
Si uno de tus propósitos de Año Nuevo fue bajar de peso debes leer estos 17 consejos de personas que atravesaron la misma lucha que tú y ahora son más sanas y felices que nunca.
1. No veas el ejercicio como un castigo
Empecé con pequeños cambios en mi dieta (como sustituir la crema y el azúcar en mi café por leche descremada y Splenda). Dos meses después me apunté a un gimnasio local que hace HIIT (entrenamiento a intervalos de alta intensidad). Nunca pensé que me gustaría tanto hacer ejercicio, pero me hizo sentir fuerte y vi cómo mi cuerpo cambiaba. No fue fácil, pero en un año perdí más de 20 kilos.
2. Usa las dificultades como impulso
En cuatro años he perdido 60 kilos. Todo comenzó con la muerte inesperada de mi mamá por un infarto de miocardio, eso me hizo reconsiderar mis propias decisiones de salud. Empecé a hacer pequeños cambios, como eliminar los refrescos (fue de gran ayuda) y caminar cuando fuera posible en lugar de manejar.
3. No es dieta, es un estilo de vida
He pasado los últimos tres años tomando pequeñas decisiones cada día para tener un estilo de vida saludable. Sustituí la comida rápida por comida preparada, los maratones de Netflix por maratones en los senderos. ¡He bajado más de 55 kilos y he ganado un mundo completamente nuevo! No hay dietas de moda, ni suplementos, ni píldoras, ni batidos raros: solo mejorar la alimentación e implementar el ejercicio. La clave fue que nunca la llame ‘dieta’, sino que elegí encontrar un estilo de vida sostenible que me garantizase poder seguirlo.
4. La compañía adecuada te mantendrá motivada
Pasé años haciendo de la comida la vía de escape de mi depresión y ansiedad, y me escondí detrás de mi computadora jugando videojuegos. Luego conseguí un perro. Estaba loco y no podía seguirle el ritmo. Se merecía más y supe que era hora de un cambio. Empecé a comer mejor y, a partir de ahí, di pequeños pasos. Por mucho tiempo una enfermedad mental controló mi vida.
5. Si ya no te reconoces, da un paso hacia atrás
Solía ser una adolescente muy activa, pero cuando entré a la universidad empecé a tener mucha ansiedad. No tenía tiempo para hacer ejercicio y mis hábitos alimenticios eran pésimos. Cuando me gradué decidí volver a mis antiguos hábitos, quería estar sana de nuevo porque ya no me reconocía. Empecé a caminar un poco todos los días. Cuando me sentí cómoda y con la suficiente confianza para hacer más, probé otras cosas como el Pilates y boxeo.
6. Comer fuera no significa comer alimentos chatarra
Soy azafata así que siempre estoy viajando y comiendo en locales de comida rápida. La aplicación WW fue la piedra angular de mi éxito porque tiene las calorías de todas las comidas de cada restaurante, y eso me condujo en la dirección correcta. Todo mundo piensa que tienes que preparar tus propios alimentos para perder peso, pero la mayoría de los restaurantes tienen opciones saludables, por lo que es fácil comer bien al viajar.
7. Haz de la tecnología tu aliada
Empecé el 2019 con 140 kilos, el mayor peso de mi vida. Era hora de cambiar y empecé con dieta y poco ejercicio, por lo que no vi muchos resultados. Entonces encontré un programa que me enseñó sobre mis propios hábitos, el control de las porciones y cómo establecer metas saludables y alcanzables. Desde entonces e introducido poco a poco cambios en mi dieta y en mis rutinas de ejercicio.
8. Las redes sociales pueden ser un estímulo
Me sentía desdichada, era prediabética y resistente a la insulina, con horribles síntomas de ovario poliquístico. Luego empecé una dieta ‘Keto’ (alta en grasas y baja en carbohidratos). Después de casi un año he perdido 30 kilos, salí del estado prediabético y revertí mi resistencia a la insulina. Además, apenas siento los síntomas del síndrome de ovario poliquístico. Lo que realmente me ayudó fue abrir una cuenta en Instagram para documentar mi recorrido. ¡Me ayuda a mantenerme animada!
9. Corta tus relaciones tóxicas
Tenía una relación manipuladora por lo que prefería comer fuera después de un largo día de trabajo con tal de no llegar a casa, y cuando estaba ahí simplemente masticaba cualquier cosa que me ayudara a ignorar mi depresión, estrés y angustia. Omitía las señales de que algo iba mal, pero pasé una desagradable situación por mi sobrepeso, mi falta de forma, mi carencia de nutrientes vitales y mi depresión. Me asustó lo suficiente y busqué la raíz del problema antes de que pudiera matarme. Algunas personas y circunstancias eran excesivamente tóxicas. Terminé con mi exprometida, dejé de comer fuera y empecé a ir al gimnasio. Tardé dos meses en ser constante hasta que al fin todo encajó. He perdido 50 kilos en un año.
10. Es posible divertirse con el ejercicio
Hace un año empecé a usar la aplicación ‘Lose It!’. Encontré la forma de hacer que el ejercicio sea divertido y ahora me gusta hacerlo. Incluso me he puesto a correr, ¡lo cual juré que nunca haría! Pero es divertido. Lo mismo con la bicicleta y el senderismo. ¡Ahora he bajado 30 kilos!
11. Sé amable y paciente contigo
Bajé de peso y me mantuve en forma como una manera de amarme y respetarme. Salir del clóset, alejarme de las personas tóxicas, alejar la negatividad y encontrar lo que quería en la vida me ayudó a ya no consolarme con comida. Ir al gimnasio de manera constante, comer cuando mi cuerpo me lo pide y tomar mucha agua fueron hábitos que incorporé lentamente. No te presiones y no te lo tomes demasiado en serio. Ser paciente, amable y cariñoso contigo mismo puede ser el factor más importante para convertirse en la mejor versión que puedes ser.
12. Recuerda de donde vienes
Escribí una carta a mi futuro ‘yo’ por si alguna vez necesitaba impulso. Fui tan honesta como pude y la carta fue desgarradora, sin embargo era real. Necesité leerla muchas veces. Me ayudó a superar mis días más difíciles. En consecuencia perdí 43 kilos en 18 meses.
13. Plantea metas cortas
Me comprometí a comer bien durante 90 días, beber mucha agua, dejar de tomar alcohol y hacer ejercicio unos cuantos días a la semana. También encontré maneras de incorporar actividades físicas en mi vida: clases de baile y voleibol. Los primeros días fueron extremadamente duros y frustrantes. Después de 45 días todo se volvió como una especie de costumbre. Mi cuerpo se adaptó a levantarse más temprano, mis papilas gustativas a comer menos sal y azúcar, tuve menos antojos de cosas no saludables que antes me gustaban. Después de los 90 días fue fácil mantener mi nueva rutina. Se convirtió en algo normal para mí.
14. No siempre bajaremos de peso
Conseguí una pulsera que monitorea la actividad física, los alimentos y el peso. No estaría donde estoy hoy sin ella. Me enseñó a contar calorías, a hacer ejercicio, lo que mejoró mi salud general. Lo más importante que me ayudó a entender fue que el peso no siempre va a bajar. Habrá semanas en las que las cosas seguirán igual, semanas en las que el peso aumentará y semanas en las que disminuirá, pero no hay que centrarse en el peso a corto plazo, sino al largo.
15. Ten a tu lado al compañero ideal
Yo ni siquiera intentaba perder peso, mi esposa empezó a hacer ejercicio antes de acostarse y yo me sumé para pasar tiempo con ella. Seguía comiendo igual, ¡pero después de un mes subí a la báscula y descubrí que había perdido cuatro kilos! Nunca pensé que perdería peso, pero eso fue muy importante y una gran motivación. Comencé a comer más sano y a hacer más ejercicio, incluso me levanto temprano para nadar. Ya he bajado casi 40 kilos.
16. Los pequeños triunfos son grandes triunfos
En lugar de continuar mi relación enfermiza con la comida busqué opciones de alimentación saludables y sostenibles que se adaptasen a mi apretada agenda, que me evitaran comer por aburrimiento o por motivos emocionales. Tan pronto como la comida se convirtió en aliada y no enemiga todo lo demás encajó perfectamente. Además pasé de tener objetivos poco realistas (como perder tantos kilos en un año) a cambios alcanzables (como querer hacer ejercicio tres veces a la semana o sustituir bebidas azucaradas por agua). Pequeños éxitos te llevan a grandes éxitos al final del día.
17. Eres tu prioridad
En enero de 2018 pesaba más que en ningún otro momento de mi vida adulta. Dejé que el peso del mundo y la presión del trabajo, la familia y mi futuro se apoderara de mi vida. No era saludable, tanto mental como físicamente. Me di cuenta de que necesitaba ponerme como prioridad y quererme a mí misma. El primer paso fue eliminar las aplicaciones de edición fotográfica de mi teléfono. De esta manera haría las paces con mi imagen y encontraría el verdadero valor de lo que soy por dentro y por fuera. Me puse en primer lugar porque soy importante y merezco ser feliz.