Admito que pienso las cosas demasiado… O quizá el resto de las personas no las piensan tanto. En cualquier caso, mis pensamientos son el gran motivo de mi ansiedad. Siempre termino haciendo cada situación de mi vida más difícil de lo que realmente es.
Mi día normalmente es algo como esto: –Ansiedad: Pero, ¿y si…? –Yo: ¡Ya lo analicé más de mil veces! –Ansiedad: Sí, pero he visto las cosas desde un ángulo nuevo y hay como 15 razones más por las que debes preocuparte. –Yo: Volveré a repasarlo todo…
Si tú también eres demasiado ansiosa, podrías comprender por lo menos alguna de estas situaciones:
1. Solo estas ahí, haciendo las cosas que te gustan, cuando de repente tu ansiedad aparece y es como si dijera: “¡Acuérdate de mí, muajajá!”
2. Deseas que exista un interruptor de apagado en tu cerebro, porque tu mente está trabajando constantemente
3. Cuestionas todo
Tu cerebro siempre analiza en exceso. Cualquier cosa es motivo; luego te pierdes en tus pensamientos y terminas… ansiosa.
4. Intentas engañar a tu cerebro haciendo tantas cosas como sea posible durante el día para que puedas dormir por las noches
–¡Ja, ja! ¿Estabas pensando que podías descansar? (Este es el horario estelar cuando tu celebro se presenta. ¡No pierdas la oportunidad de verlo en acción!)
5. Tu nunca vives realmente ‘el momento’ a menos que la actividad sea muy estimulante o estés algo borracha
6. En el segundo caso, al día siguiente aparece la resaca
En tu caso, la resaca física incluye resaca mental: tu cerebro activa pensamientos sobre lo que podrías haber hecho o dicho, y eso lleva a los ‘hubiera’, a los ‘porqués’, y ¡adiós hermoso momento presente! (Es recomendable buscar mejor actividades estimulantes)
7. Ir al médico es angustiante
Muchos tienen temor a las batas blancas, y es normal. Pero en tu caso no se trata de miedo sino de revisar tus síntomas en Google antes de ir a consulta, repasar los posibles medicamentos y cuánto costarán, justo ahora que te sientes tan mal… (Y ni siquiera has llegado a la cita)
8. Cualquier dolor en tu cuerpo te conduce a imaginar el peor de los escenarios
O puede ocurrir lo contrario: –¿A que se debe este dolor en mi espalda? ¡El estrés de nuevo! ¿Y si me pasa lo que la última vez? ¡Pero me había sentido bien! *Entra desesperada a buscar en Google los síntomas, capítulo 2*
9. Odias los mensajes de texto confusos. De hecho, cualquier mensaje confuso por la vía que sea
Porque no necesitas ningún ejercicio mental más para tu cerebro.
10. No importa el grado de confianza que tengas en tu pareja…
Tu mente siempre jugará con un montón de escenarios que no son precisamente los más positivos.