Una de las cosas más importantes en la vida es la familia, porque ellos siempre permanecerán a tu lado. Ya sea porque estudiarás una carrera, porque has encontrado el amor o has obtenido un empleo que vale la pena, hay ocasiones en las que tienes que vivir lejos de tu familia.
Tener independencia implica despedirse y puede ser realmente difícil, pero también muy liberador. Por eso aquí te compartimos algunas cosas que han sentido las chicas capaces de vivir a miles de kilómetros de sus familias.
1. Te sientes excluida de todos los eventos familiares
¡Mira, ahí esta otra foto en Facebook de una cena en familia a la que de nuevo no pudiste asistir!¿Por qué esas cosas se ven mucho más divertidas de lo que recuerdas? ¡Incluso el comportamiento de tu tía rara se ve más divertido que vergonzoso!
2. Olvidas cómo suena la voz de tus familiares
Tu solías ser capaz de escuchar sus tonos dulces cuando leías sus mensajes de texto. Ahora ya no lo recuerdas…
3. Llamar por teléfono sin una buena razón
Necesitas el impulso de una voz conocida, pero no tienes noticias importantes qué compartir. ¡No importa! Podrás pasar horas en el teléfono e incluso recurrirás a pedirles que te cuenten las historias de la infancia que has escuchado un millón de veces antes.
Hasta podrías platicar sobre política a pesar de que tienes la sospecha de que tu padre pudo haber votado por un candidato contrario.
4. Tu cumpleaños está siendo olvidado seriamente
¡Solías tener tantas tarjetas y regalos! Ahora lo mejor que puedes esperar es una felicitación por Facebook o un escueto mensaje que diga: “feliz cumpleaños, espero que estés bien”. (Te darás cuenta de que muchas fueron enviadas por el recordatorio de Facebook)
5. Cambian radicalmente de apariencia
¡¿Desde cuando mi hermano tiene barba?! Algunos miembros de tu familia y amigos han cambiado tanto desde que vives fuera que hasta dudas de conocerlos.
6. Las peleas en las cenas familiares
Nada te encantaría más que escuchar a tus abuelos o tíos discutir, que tus tías insistan en hacerte preguntas incomodas o tener un juego de Monopoly con tus primos. Extrañas cenar con la familia, aunque discutan siempre en la mesa.
7. El dolor de que tu familia te deje después de una visita
¡Eso fue muy rápido! Los primeros quince minutos de volver a verlos son de pura felicidad infinita. El resto del tiempo te dedicas al inminente miedo de decirles adiós. Y en cuanto empieza la despedida te conviertes en un mar de lágrimas.
8. Las vacaciones del trabajo siempre son para ver a la familia
Has aceptado que ningún día durante las fiestas navideñas podrás simplemente relajarte. Prácticamente tienes que utilizarlos todos para ver a tu familia. Porque, ¿quién sabe cuándo sea la próxima vez que vuelvas a verlos?
9. Tomas un tiempo libre para ponerte al día con tu familia
Utilizabas cada momento para decirle a tu familia cada pequeña cosa sin sentido que te pasaba, pero ahora tienes que seleccionar las partes importantes de esas llamadas, porque tienes muy poco tiempo para hablar con ellos.
10. Tu propio acento va cambiando
¡Oh, ahora suenas como toda una ejecutiva sofisticada! ¡Hasta se te olvidó maldecir!