Pocas cosas en la vida te harán sentir tan vieja como ver que la mayoría de tus amigos se encuentran comprometidos, casados o ya tienen bebés. No sabes en qué momento sucedió, pero de un día para otro se terminaron las salidas nocturnas, las invitaciones a fiestas con DJ y cientos de invitados; y en su lugar comenzaron a llegar las invitaciones a fiestas infantiles.
De pronto tu amigos tienen hijos y tú tienes resaca. Esta situación puede pasar a cualquier edad a partir de los 20, y es normal porque no vivimos en las mismas circunstancias, y cada cual tiene prioridades diferentes. Cuando casi todos tus amigos tienen bebés y tú no, suceden cosas como las que verás a continuación.
1. Abres Facebook y es una galería de chiquillos
Todo es bebés, bebés y más bebés. La primera vez que devolvió el estómago, la primera vez que se sentó sin ayuda, el primer diente, el primer paso; todo es material para unos padres orgullosos. Y son simpáticos, pero después de 50 fotos consecutivas, deja de ser divertido. En serio.
2. Olvídate de maldecir
Como las reuniones ahora son mitad fiesta infantil, tu libertad de expresión se ha visto coartada desde la aparición de esos pequeños seres que todo absorben.
3. Conoces las ventajas de ciertos pañales
Y de una manera totalmente involuntaria, porque hace algunos años las pláticas giran en torno a marcas de pañales, leche, consistencia de la popó, cólicos y otros temas de índole infantil.
4. Ya no salen al bar
Es triste, pero te das cuenta que cada vez hay menos amigos con quien salir al bar un viernes por la noche. Y no es necesariamente porque no quieran, sino porque sus hijos aún son pequeños y les deben dar pecho o simplemente no hay quién los cuide.
5. Se reúnen en lugares adaptados para niños
Por fin se pusieron de acuerdo para salir a comer o a un café, pero las opciones se limitan a los lugares que tengas juegos infantiles, o alguna especie de sala de juegos para que su pequeño pueda jugar y dejarlas en paz un momento. Eso sí, olvídate de la zona de fumadores, simplemente no pasará.
6. Jamás te ponen atención
Tu crees que porque te ven a los ojos y asienten todo el tiempo están escuchando cada palabra que dices, pero la verdad es que está pensando si Melisita no se habrá metido algo en la nariz otra vez porque está muy callada.
7. Las fiestas son muy diferentes
Y por muy diferentes me refiero a totalmente diferentes. Es más, a veces crees que estás con otras personas que ahora no conoces. Ahora las fiestas son temprano y puede ser que incluso no sirvan alcohol. Y tú sólo quieres llegar a casa a llorar.
8. Son como Cenicienta
De hecho Cenicienta tuvo un par de horas más en la fiesta. Cuando por fin deciden salir, algo sucede que tienen que irse a las 10 de la noche. Aún tienes serias sospechas de que la niñera se convierte en calabaza o algo así.
9. Odian que compares a tu perro con su bebé
O tu gato. Claro que sabes que criar un bebé es 800 veces más difícil que tener una mascota, es sólo que quieres estar en igualdad de circunstancias para ver si los entiendes aunque sea un poquito.
10. Tú te adaptas
Como eres la que no tienes hijos, si quieres verlos entonces tu agenda es la que debe ajustarse a la de ellos. Ya sea que vayas a su casa antes de que los bañen, les den de cenar y todo el ritual nocturno; o más tarde y te arriesgues a que estén exhaustos después de un día agitado y se queden dormidos a media plática.