El arte urbano tiene dos vertientes: la primera que se hace con graffiti y trata de mover el espíritu antisistema o embellecer la ciudad, y el segundo es más divertido pues intenta sorprender al transeúnte y alegrar a las personas que viven una rutina o simplemente romper con la monotonía de un espacio.
Tom Bob es un artista neoyorkino que ha dejado huella a su paso con increíbles y simpáticas intervenciones citadinas. Con una creatividad sorprendente, este hombre se ha dedicado a embellecer su ciudad de forma clandestina, con el propósito de darle color a todo aquello que se encuentre en su camino. Estas son algunas de sus obras.