Guardar las envolturas de los dulces puede parecer una tarea inútil, pero en realidad hacerlo trae grandes beneficios. Con un poco de imaginación, mucha dedicación y sobre todo paciencia, Emily Seilhamer creó un vestido con las envolturas de sus dulces favoritos. Todo inició cuando su esposo y ella se conocieron años atrás, él le ofreció un paquete de Starburst en su primera cita y desde entonces comenzó a guardar todos los empaques.
Durante 4 años, y con la ayuda de sus amigos y familiares, acumuló miles de envolturas que separó por colores, las planchó y las dobló en forma de eslabones para después tejerlos uno a uno. Usando hilo elástico, pudo coserlas hasta hacer una especie de tela que serviría para crear el vestido. Dos años más tarde, su proyecto estaba terminado. O al menos eso creía, porque recientemente forró unos zapatos y diseñó una bolsa para que hicieran juego con el vestido. El resultado es sorprendente.