Verbalizar lo que se siente experimentar una enfermedad mental puede ser difícil, así que la fotógrafa Katie Crawford decidió mostrárselo a la gente, en lugar de decirlo. En una serie de impactantes retratos titulada “My Anxious Heart” (“Mi corazón ansioso”) Crawford captura cómo se siente sufrir un desorden de ansiedad y una depresión —dos condiciones con las que ella ha tenido que luchar personalmente desde que era niña.
He creado el proyecto como una forma en la que puedo expresar lo que se siente, de acuerdo a mi propia experiencia —dice Katie—. Sé que puede no resultar específico para cada persona, pero espero que pueda crear la oportunidad de un diálogo abierto entre quienes sufren de alguna de estas enfermedades y aquellos que nunca las han comprendido. Quiero que las fotografías y los textos que las acompañan comiencen a expresar la constante y abrumadora presencia de la ansiedad. No siempre es tan terrible, no siempre es tan fuerte o intensa, pero siempre está cerca.
Cautiva de mi propia mente. La instigadora de mis propios pensamientos. Entre más pienso, peor resulta. Entre menos pienso, peor resulta. Respirar. Sólo respirar. Dejarse llevar. Esto disminuirá pronto.
Crawford, acertadamente, describe cómo la ansiedad y la depresión se experimentan por dentro: desde sentir que estás envuelta en angustia y no puedes respirar, a la incapacidad de dormir cuando el pánico surge.
Ella escribió las cédulas que acompañan a las fotografías con la esperanza de que expliquen, complementando la imagen, qué se siente luchar contra estos desórdenes: “Quisiera que las personas que sufren de ansiedad sean capaces de utilizar estas imágenes como una referencia, si lo necesitan. Existe una concepción errónea acerca de que la gente ansiosa es antisocial, con poca conexión con los demás y demasiado dramática. Pero es más certero afirmar que ellos están procesando todo lo que los rodea tan intensamente que no pueden manejar muchas preguntas, muchas personas o información excesiva, todo a la vez. Creo que algunas imágenes expresan esto”.
Mi cabeza está llena de helio. Pierdo mi centro. Una decisión tan pequeña. Una cuestión tan fácil de responder. Mi mente me abandona. Es como si miles de circuitos se estuvieran cruzando al mismo tiempo.
Crawford desearía que otros entendieran que aunque la ansiedad es una enfermedad, es una enfermedad que puede manejarse. “Quiero que la gente comprenda que los miedos se construyen de mentiras en las que creemos. Así que debemos entender qué los está causando para poder aprender a disminuirlos. El miedo no puede controlar tu vida”.
Un vaso de agua no pesa. Prácticamente no tiene importancia levantarlo. Pero, ¿que pasaría si no puedes vaciarlo o colocarlo de vuelta? ¿Qué tal si tuvieras que soportar su peso por días, meses, años? El peso no cambia, pero la carga sí. En un momento dado, no puedes recordar lo ligero que solía ser. Algunas veces, requiere de todo lo que hay en ti pretender que no está ahí. Y algunas veces, tienes que dejarlo caer.
Los retratos de la artista resultan una explicación oportuna en un mundo donde la enfermedad mental es tan frecuentemente incomprendida. Sólo el 25 por ciento de las personas que sufren problemas mentales sienten que otros pueden ser compasivos acerca de su condición, de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades.
Corta tan profundo que parece que nunca va a sanar. El dolor es tan real, es casi imposible de soportar. Me he convertido en esto… en este corte, esta herida. Todo lo que conozco es este dolor; la respiración cortada, los ojos vacíos, las manos temblorosas. Si es tan doloroso, ¿por qué dejarlo que continúe? A menos que… sea todo lo que uno conoce.
“Quiero ayudar a acabar con el estigma de que este tipo de enfermedades no son lo mismo que las enfermedades físicas. Porque justo como ocurre con éstas, hay días que son mejores. Hay días en los que alguien con un dolor crónico de espalda puede dejar de serpentear con cada paso que dan, aún cuando los días de caminar con facilidad sean casi inexistentes”, explica la artista.
Es extraño, en la boca del estómago sientes como cuando estás nadando y quieres ponerte de pie pero el agua es más profunda de lo que creías. No puedes tocar el fondo, y tu corazón deja de latir por un momento.
No importa cuánto resista, siempre estará ahí, desesperada por atraparme, cubrirme, quebrarse conmigo. Cada día lucho con ella: “No eres buena para mí y nunca lo serás”, pero ahí está, esperando por mí cuando despierto y más fuerte aún mientras duermo. Toma mi aliento. Me deja sin habla.
Me siguen diciendo que respire. No puedo sentir mi pecho subiendo y bajando. Subir y bajar. Subir y bajar. ¿Por qué siento que me estoy sofocando? Sostengo mi mano bajo mi nariz para comprobar que hay aire. Sigo sin poder respirar.
La depresión está presente cuando no puedes sentir nada. La ansiedad, cuando sientes demasiado. Tener ambas es como mantener una lucha constante dentro de tu propia mente. Padecerlas significa nunca salir victoriosa.
Crawford espera que las imágenes saquen a la luz lo que ella y muchos otros tienen que lidiar cotidianamente. Hay tantas personas que padecen estas enfermedades que quisiera mostrarlas tal cual son. Quisiera que ellos sintieran que no están solos, y que los demás estén conscientes de que en ambos casos se trata de un desorden duro y real.
Puedes conocer más acerca del trabajo de Katie Crawford en su página.