En pleno siglo XXI existen problemas de discriminación y misoginia. La lucha por la equidad social sigue librándose en todo el mundo y al parecer falta mucha conciencia y humildad para reconocer que las mujeres no son objetos.
Esta es la historia de Dilek Edwards, una chica norteamericana que trabajaba como masajista e una instructora de yoga para el quiropráctico Charles Nicolai y su esposa, la modelo de Playboy Stephanie Adams, empleo en el que permaneció poco tiempo pues fue despedida por una absurda razón.
Ser demasiado linda… puede ser un problema
Edwards le preguntó a su jefe por qué la despedía y este confesó que ella era demasiado linda, y eso podría poner celosa a su esposa. Ella demandó a sus exjefes en 2014 y en su primer juicio la corte de Manhattan decidió que su demanda no era válida, porque ser linda o guapa no es motivo de discriminación y se consideró una razón legal para despedirla.
Se volvió a presentar el caso en la corte
Ella apeló la sentencia por ser injusta y se retomó el caso. Edwards declaró que Adams le envió un mensaje el 29 de octubre a la 1:31 de la mañana en el que le decía:
Ya no eres bienvenida en el Wall Street Chiropractic, no vuelvas a poner un pie en la puerta otra vez, permanece lejos de mi marido y de mi familia. ¡Te lo advierto!
Edwards insiste que su relación con el quiropráctico era estrictamente profesional.
Unas horas después…
Ese mismo día, a las 8:53 de la mañana, su jefe Nicolai le envió el siguiente mensaje:
Estás despedida y ya no eres bienvenida en nuestra oficina. Si tratas de volver, llamaremos a la policía.
La corte decidió darle la razón a Edwards
El juez David Friendman le dio la razón:
Edwards fue despedida por ninguna otra razón más que la creencia de que Adam Nicolai se sentía sexualmente atraído por ella… Esto establece una causa de acción por discriminación de género en la Ley de Derechos Humanos del Estado de Nueva York
Es el primer caso de este tipo en ser reconocido
El abogado de la joven Edwards declaró que no existían casos previos que se parecieran al de su clienta que fueran resueltos de manera positiva. Es el primero que admite que considerar a alguien atractivo puede ser motivo de discriminación y es un avance en materia de equidad de género.