Es normal que por andar pensando en muchas cosas nos distraigamos de tal manera que ciertos detalles pasen desapercibidos, pero hay de distracciones a distracciones, por ejemplo, la del hombre que en pleno viaje en carretera olvidó que su esposa había bajado del vehículo para orinar y él la dejó abandonada.
Se trata de Boontom Chaimoon, un hombre tailandés que viajaba junto con su esposa Amnuay Chaimoon, quien bajó del vehículo para hacer sus necesidades y su despistado esposo la dejó en la carretera al creer que ella se había ido a dormir al asiento trasero.
Debido a la distracción de su esposo, Amnuay tuvo que caminar 20 kilómetros hasta una estación de policía a la que acudió en la madrugada para que la auxiliaran, ya que su esposo había continuado solo en su regreso a casa.
De acuerdo con la información, todo sucedió cuando viajaban por la carretera a las 3 a. m. para celebrar Año Nuevo en su ciudad natal, la provincia de Maha Sarakham, Tailandia, pero en el trayecto, Boontom debió parar porque necesitaba orinar con urgencia. Así que estacionó el vehículo a un costado de la carretera y descendió de él.
Mientras tanto, Amnuay aprovechó para hacer sus necesidades también. Sin embargo, su esposo no se dio cuenta y, al subir al auto, creyó que ella se había ido a dormir a la parte trasera, así que retomó camino a casa dejando a su esposa en la oscuridad de la carretera. Asustada, la mujer caminó y llegó al distrito de Kabin Buri a las 5 a. m., en donde acudió a la estación de policía para pedir ayuda, ya que había dejado su teléfono celular en el auto.
Fue hasta las 8 a. m. que pudieron localizar al esposo, quien ya había llegado a su destino sin darse cuenta de que le faltaba su esposa. Al regresar por ella a la estación de la policía, Boontom fue interrogado al respecto y él, en medio de muchas disculpas hacia su mujer, afirmó que creyó que ella se encontraba en la parte trasera del coche.
Cabe mencionar que esta peculiar experiencia no fue motivo de discusión, al contrario, la misma Amnuay considera que es una anécdota graciosa que en un futuro podrán contarles a sus nietos.