Con la aparición de las redes sociales, muchos jóvenes sienten presión por ser aceptados y vistos de manera idealizada por sus iguales, al punto de aparentar ser alguien diferente. Las aplicaciones para retocar nuestros rostros facilitan crear esta fantasía.
El fotógrafo Rankin, junto a la agencia M&C Saatchi, creó la campaña Selfie Harm que explorará el impacto de las redes sociales en la autoimagen de los jóvenes. Para esto pidieron a un grupo de chicos editar sus selfies hasta que fueran “aceptables” para las redes.
La gente está imitando a sus ídolos, se agrandan los ojos, se achican la nariz y se blanquean la piel, todo por unos cuantos ‘me gusta’. Es por eso que nuestros jóvenes están cada vez más deprimidos, ansiosos y sufren dismorfia corporal. Es hora de aceptar los efectos dañinos que las redes sociales tienen en la autoimagen de las personas.