La venta de dulces y golosinas de contrabando en el salón de clases es una opción a la que más de un estudiante ha recurrido con la finalidad de tener un ingreso y poder costear sus estudios o ayudar con los gastos en casa.
Aunque hay instituciones a las que el hecho de que los alumnos tengan “tienditas” dentro del aula no les causa ningún problema, incluso hay quienes apoyan la iniciativa, existen escuelas en las que sus reglas son tan estrictas que no lo permiten al grado de prohibir que el estudiante en cuestión vuelva a hacerlo. Tal como le sucedió a la niña protagonista de la siguiente historia, a quien luego de sorprender vendiendo dulces en su salón de clases le confiscaron su mercancía. Además, le prohibieron continuar con su negocio.
Carolina Haydaz, una niña argentina de nueve años, se volvió viral en las redes sociales luego de que se dio a conocer que ingresaba a la escuela snacks que sus compañeros le encargaban para venderlos a la hora del recreo. Debido a su emprendimiento, la niña solía ganar alrededor de 900 pesos al día (aproximadamente seis dólares).
Sin embargo, los docentes del colegio, ubicado en la localidad Leandro N. Aleman en Misiones, Argentina, le cacharon la bolsa con dulces, le confiscaron la mercancía y después le prohibieron la venta de golosinas.
Le dije que en clase no podía hacer nada porque ahí tiene que prestar atención y estudiar. Ella vendía en los recreos, lo hizo durante dos semanas.
– Fredy Haydaz, padre de Carolina
Los padres de la niña no solo estaban conscientes de la actividad que su hija realizaba en la escuela, sino que también ayudaban a Carolina a proveer lo que sus compañeros le pedían. Resulta que la idea de poner una “tiendita” en la escuela surgió debido a que la escuela prohibió los quioscos dentro la institución, así que como el padre de la niña es dueño de una empresa de transporte de alimentos, ayudó a su hija a emprender su negocio.
Tengo una distribuidora de alimentos y le armé una mochila de acuerdo con lo que los chicos querían. Le pedían galletitas, juguitos, ‘snacks’ y yo se lo daba. El tema es que en una semana aumentaron las ventas y ya no le entraba en esa mochila. Entonces, tuvo que llevar un bolso.
A los papás de Carolina les sorprendió la postura que las autoridades de la escuela tomaron, ya que su hija lo hacía por diversión y gusto, no porque tuviera necesidad de ganarse la vida.
Para nosotros es normal. Ella viene y le enseño teoría y práctica. Le daba la mercancía y le decía cuál era el monto que me tenía que devolver para saldar los productos. Pero no es lucrar, es simplemente que pueda aprender otras cosas más allá de la escuela.
– Fredy Haydaz
Ante la polémica que surgió tras prohibirle a Carolina la venta de dulces, la directora de la escuela, Ingrid Marcuar, explicó:
Entiendo que la nena no tiene una mala actitud, no está mal que aprenda a ganarse la vida. Sus padres le permitían quedarse con ese dinero, no estaban implementando el trabajo infantil. Pero si cada padre permita que su hijo venda en la escuela, ¿qué va a ser esto?, ¿una feria? Acá hay un quiosco saludable. Se renta un local a una o dos personas, se les dice qué sí o qué no pueden vender. Además, la recaudación es para comprar insumos para la escuela. Nosotros nos dedicamos estrictamente a lo pedagógico.
Pese a la inconformidad del padre por la postura que el colegio tomó, aseguró que entiende que tienen un reglamento que seguir. Por otra parte, Carolina no piensa dejar de vender sus productos, solo que ahora lo hará en otro lugar, ya sea poniendo una mesa en la puerta de la escuela o en otro espacio, pero ella tiene la intención de continuar con su “tiendita”.