Hace algún tiempo esta fotografía se hizo viral. Efectivamente, se trataba de una futura mamá en plena forma, que compartía una sorprendente imagen en las redes sociales. Cabe aclarar que la chica a la que me refiero no es la de la derecha, sino a la de la izquierda, que también esperaba un bebé en el momento de la fotografía.
Su nombre es Chontel Duncan y se volvió popular en su momento por ser una mamá fitness; era la embarazada con el cuerpo que muchas sueñan tener, aunque hoy esta chica demuestra que nada es gratis en esta vida y el precio que ella tuvo que pagar no fue menor.
Ellas son Chontel y su amiga
Contrario a lo que se pudiera pensar, hay apenas unas semanas de diferencia entre ambos embarazos.
Antes y después
Así lucía dos semanas antes de dar a luz y el día después la cesárea.
Así transcurrieron los 9 meses
Llevó un registro fotográfico semanal para ver su progreso.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas
Lo que Chontel quiere mostrar con su más reciente publicación, es que lucir un cuerpo increíble durante el embarazo puede tener sus consecuencias. La chica australiana, que fue finalista de Miss Universo en el 2009 y conocida por sus abdominales de acero, le cuenta al mundo los duros momentos que tuvo que pasar a causa de su decisión de querer mantener un cuerpo bien ejercitado.
“No todo se trata de estar en forma”
La reina del fitness recientemente confesó que el desarrollo de sus abdominales se convirtió en una especie de jaula para su hijo, y tuvo grandes dificultades al momento del parto. La modelo mostró incluso una imagen de su vientre con la cicatriz de la cesárea, procedimiento al que tuvo que someterse debido a las dificultades para que se diera un parto natural.
“Lloré, sentí que había fallado… pero luego Sam me recordó mi mantra, que era ‘hacer todo lo necesario para que el bebé no sienta nada’ y sonreí. Con seguridad firmé el papeleo y a los 20 minutos tenía a mi bebé en brazos. Habían tenido diversos problemas para sacar a Jeremiah de mi vientre ya que mis abdominales lo habían encerrado de una manera muy tensa. Comencé a vomitar durante la operación, y es por lo que mi cicatriz está a mi lado derecho, porque el cirujano tuvo que cortar más y utilizar forceps para sacar a Jeremiah”.
Sintió que había fallado
“A lo mejor es el lado malo de tener un viente muy fuerte. Me curé de acuerdo a lo que me dijo el doctor. Mi cicatriz es bastante grande y puedo sentir el tejido cicatricial. Me gustaría tener tres hijos más, y siempre intentaré tener un parto vaginal con cada uno. A todas esas mujeres que están ahí afuera con una cicatriz de cesárea, estoy muy orgullosa de lo que significa la mía y por el regalo tan preciado que recibí a través de ella. Son recuerdos del día que nos convertimos en madres”.