En la película El mago de Oz es un tornado el que lleva a Dorothy hasta el colorido mundo donde recorrerá el camino de baldosas amarillas. Pero con el chasquido triple de unas zapatillas rojas (mágicas, claro) ella conseguirá volver a su hogar en Kansas.
Ergo, el poder de las zapatillas que la transporta de un lugar a otro, es igual al de un tornado, o al menos eso debieron pensar quienes consiguieron robarlas hace 13 años de una exposición de museo sin que nadie se diera cuenta.
Los zapatos fueron robados hace 13 años
Era 2005 y las zapatillas pertenecientes al coleccionista privado Michael Shaw se encontraban expuestas en el Museo Judy Garland en el Norte de Minnesota. Estaban aseguradas nada menos que en un millón de dólares, pero la seguridad no debía de ser muy alta, ya que consiguieron robarlas de su vitrina tras trepar y entrar por una ventana. El propio museo ofreció 250 mil dólares de recompensa y, 10 años después, un aficionado anónimo de Arizona llegó a ofrecer hasta un millón por ellas.
El FBI realizó una búsqueda exhaustiva
A pesar de las cuantiosas ofertas por devolver los zapatos, nada había servido hasta esta semana que el FBI anunció los detalles de la recuperación de las zapatillas en una conferencia de prensa a la que asistieron el fiscal federal de Dakota del Norte, Christopher Myers, y el jefe de policía de Grand Rapids, Scott Johnson.
La búsqueda de los zapatos no paró en todo este tiempo debido a que los mismos fueron fabricados con una docena de materiales diferentes que incluyen pulpa de celulosa, hilo de seda, gelatina, plástico y vidrio. La mayor parte del color rojo proviene de lentejuelas y los lazos contienen cuencas de vidrio del mismo tono.
Las zapatillas están de vuelta en el mundo mágico de Oz
Los zapatos de rubí son clave en la película de 1939. Tras aterrizar misteriosamente en la colorida Tierra de Oz, luego que un tornado azotara su granja en Kansas, el personaje de Garland, Dorothy, debe chocar los tacones tres veces y repetir: “no hay lugar como el hogar” para volver a casa.
