Aunque hay chicas que tienen la idea de que nuestro estómago es una pequeña caja de putrefacción, la realidad detrás de esta creencia es que no estamos preparadas para soportar alimentos en mal estado en nuestro cuerpo.
Cuando decimos que los alimentos se descomponen en nuestro interior, en realidad estamos hablando de procesos en los que el sistema digestivo se hace lento y genera olores pútridos y una sensación de que algo pesado vive en nuestro estómago. La solución a este problema no es evitar ciertos alimentos sino aprender a combinarlos de una manera más sana.
1. No mezcles ácidos con harinas
Los alimentos ácidos, como el jugo de naranja, combinados con féculas, como el arroz, evitan la producción de una enzima llamada ptialina, que es importante en el proceso digestivo desde que un alimento toca nuestra lengua. En caso contrario, los jugos alcalinos se neutralizan y hacen que la fécula fermente.
2. Evita el melón
Si el melón se combina con cualquier otro alimento, las posibilidades de que pase hacia el intestino se reducen, lo cual comienza a causar molestias en el estómago.
3. Despídete de los caramelos
Después de comer proteínas o carbohidratos, probar un postre puede no ser la mejor idea de todas, incluso cuando se trata de frutas. Todos los alimentos dulces tienden a fermentarse.
4. Separa los ácidos de las proteínas
Los alimentos ácidos, entre ellos algunas verduras como el tomate, inhiben la producción de las enzimas que promueven la asimilación de proteínas. Al juntar, por ejemplo, tomates con carnes o algunas legumbres como lentejas o garbanzos, estamos entorpeciendo el proceso digestivo.
5. No combines proteínas con azúcar
Al no digerirse en la boca del estómago, los azúcares pasan directamente al intestino, donde son procesados. Sin embargo, con las proteínas pasa algo completamente diferente: estas inhiben la producción de jugos gástricos, por lo que la combinación de estos alimentos desemboca en gases estomacales.
6. Balancea tu consumo de proteínas
Se recomienda comer solo una proteína, ya sea en el desayuno, comida o cena, para que el organismo tenga la posibilidad de asimilar y aprovechar todos los nutrientes que incluye.
7. Bájale a los postres
Al consumir azúcar y harina ninguno de los dos alimentos termina por digerirse completamente. El azúcar permanece en el estómago hasta que las harinas terminan de ser procesadas. Por esta razón es que los cereales o barras azucaradas no son una buena opción de alimentación.