Cada vez es más común ver que tiendas de autoservicio realmente se convierten en un autoservicio, es decir, uno mismo toma las cosas, las cobra, las paga y las empaqueta. Prueba de esto son los supermercados de Amazon, disponibles en pocas partes del mundo.
Basado en esta idea, Verginio Moretti, un hombre originario de Brasil, abrió una pequeña tienda en su localidad, en la que las personas se atienden a sí mismas y dejan el dinero en la caja del lugar. Esto ha sido todo un éxito y más de una persona ya apuesta por replicarlo.
Verginio Moretti lleva más de 20 años cosechando frutas y verduras y, a la par, atiende una pequeña tienda en la que vende sus cosechas. Pero, debido a la pandemia, su trabajo se multiplicó por la alta demanda de alimentos no procesados y esto le impidió estar en ambos sitios a la vez.
El panorama era complicado, Verginio no quería cerrar su tienda, pero tampoco podía dejar la cosecha ni pagar un empleado extra. Entonces recordó las tan mencionadas tiendas de Amazon, que no tienen empleados en cajas ni paquetería, sino que las personas se atienden, cobran y empaquetan ellas mismas sus compras. Así que decidió replicar la idea en su pequeño negocio.
A veces, la tienda estaba cerrada, sin nadie a quien acudir, y como contratar a un empleado genera un costo muy alto, decidí abrir sin un asistente. En mis viajes, vi tiendas así que funcionaban, y siempre quise abrir una como esta.
Poner en marcha su idea implicaba un gran riesgo, pues sabía que existía la posibilidad de que personas acudieran a su local y se llevaran los alimentos sin pagar ni un solo centavo o que podrían llevarse el dinero que estaba en la caja y que las personas honestas habían pagado.
Aun así, decidió confiar en las personas y, de manera sorpresiva, la gente comenzó a atenderse ella misma y a pagar por la mercancía como corresponde. Esto le demostró a Verginio y a la sociedad en general que es posible confiar en otros, que aún existen los valores y que todo es posible con ayuda de los demás.