Emily O’Connor había planeado todo para que su esperado viaje a las islas Canarias junto a sus amigas fuera perfecto. Pero nunca imaginó que debido a su vestimenta la tripulación a cargo del vuelo la amenazaría con bajarla del avión.
Un pantalón amarillo a la cintura, con un top negro amarrado con unas tiras a su cuello, fueron las prendas calificadas por los auxiliares de la cabina como inapropiadas y que causaban ofensas a los demás pasajeros, insistiendo en que no podía abordar el avión si no se cambiaba.
Emily dijo que había estado vestida de la misma forma en todos los controles de la terminal y que solo tuvo problemas con el personal de cabina. Además, en el sitio oficial no aparecían especificaciones algunas sobre la manera adecuada de vestir.
En mi viaje de Birmingham a Tenerife, Canarias, empleados de Thomas Cook me dijeron que me sacarían del avión si no me tapaba, ya que estaba provocando una ofensa y que mi atuendo era inapropiado.
Me paré frente de los demás pasajeros y pregunté si alguien se sentía ofendido, pero nadie dijo nada. Y encima permitieron que un hombre me silbara en presencia del encargado del vuelo y de los cuatro miembros de la tripulación, quienes no dijeron nada.
Estaba temblando y ellos podían verlo, pero de todas formas continuaron ridiculizándome. Fue la peor experiencia de mi vida.
Al final, una prima que la acompañaba tuvo que prestarle una chaqueta para cubrirse.
Según CNN en Español, la aerolínea emitió un comunicado en el que aseguró que “está claro que podríamos haber manejado mejor la situación y que lamentaban haber molestado a la señorita O’Connor”.
Eso sí, jamás se retractaron y apuntaron que tenían, como otras aerolíneas, una política de vestimenta tanto para hombres como para mujeres y que “nuestros equipos tienen la difícil tarea de implementarla y no siempre lo hacen bien”.