Candy, Candy es un manga creado en 1975 por la escritora Keiko Nagita, con el seudónimo de Kyōko Mizuki, y la mangaka (ilustradora) Yumiko Fijii, que usó el nombre de Yumiko Igarashi. En 1976 se llevó a la serie animada por lo que su historia, personajes y espíritu melodramático cautivaron al público, logrando un éxito rotundo en Japón y a escala internacional.
A lo largo de los 115 capítulos lloramos, reímos y nos enojamos con cada una de las situaciones que se presentaban en la vida de nuestra adorable protagonista, pero hubo un tema en particular que siempre estuvo presente: el amor, ese que vimos reflejado en la amistad de Candy con Annie, en su entrega hacia los demás como enfermera y en el amor -correspondido o no- que sintió por cada uno de los personajes masculinos que trataron de conquistar su corazón o que le confesaron sus sentimientos. Y precisamente como los hombres jugaron un papel importante en el desarrollo de la historia, hoy queremos hacer un repaso de varias lecciones que aprendimos gracias a ellos.
1. El primer amor nunca se olvida
Anthony fue el primer amor de Candy y a pesar de su trágica y temprana muerte, siempre estuvo en la mente y el corazón de la protagonista.
2. La ternura es una técnica para conquistar
Sí, lo aprendimos con Anthony, ese chico de gran corazón que trató a Candy con ternura, que la protegía, la hacía sentir única y tenía detalles con ella.
3. También sirve la redención del chico malo
Terry era ese hombre que había que rescatar del camino de la perdición; el rebelde y testarudo con el que toda mujer se ha topado alguna vez en la vida y que, con la esperanza de redimirlo, sigue a su lado.
4. Siempre existirá el hombre perfecto ignorado
Podríamos decir que Albert era la pareja perfecta para Candy. Era un hombre maduro, idealista, atento, protector y buen consejero, de esos pocos que hay en el mundo y que pudieran ser el príncipe azul o bueno, el Príncipe de la Colina de cualquiera de nosotras. Pero como es tan bueno como para ser verdad, Albert y Candy no terminan juntos, así como muchas historias en la vida real.
5. Los que se quedan en la friendzone
Pobre Archie, siempre regañado por su tía abuela, no pudo competir con Anthony y Terry por el amor de Candy, por lo que prefirió ser uno de sus mejores amigos y siempre protegerla. Y Stear, chico simpático, bromista e inteligente, que antes de ser rechazado decidió compartir con Candy sus inventos.
6. O los típicos odiosos
No hubo un solo momento en que Neil, ya fuera en complicidad con su hermana Eliza o él por su cuenta, dejara en paz a Candy. Y aunque Neil le confiesa su amor, no deja ser cobarde, mimado y envidioso, lo que hace que la bella pecosa lo desprecie afirmando que lo odia.
7. La mamá tiene mucha importancia
A distancia nos damos cuenta de que la personalidad de Anthony y de Terry fue influida en gran medida por sus madres o por los asuntos sin resolver con ellas. Anthony perdió a su madre cuando era niño y parte del amor que sentía por Candy era proveniente de esa necesidad de tener una figura materna. Terry, por su parte, era el hijo nacido fuera del matrimonio que cargó con el estigma social y de ahí su carácter que luego Candy buscaría encaminar.
8. Hay costumbres que no se pueden evitar
Todas soñábamos con el “vivieron felices por siempre” entre Terry y Candy, pero los valores inculcados en nuestro rebelde le impidieron abandonar a Susana, la chica que sacrificó su pierna por salvarle la vida, creando una deuda de honor.
Tal vez sean más las lecciones que Candy, Candy nos dio, pero de algo que podemos estar seguras es que fue una historia para un público infantil y preadolescente que nos acercó de forma inusual a lo complicada que puede ser la vida.