Esther Honig, una periodista independiente de Kansas City, envió una fotografía de ella misma sin ningún tipo de modificación a más de 40 aficionados al Photoshop en todo el mundo. “Hazme hermosa”, les dijo ella, con el fin de mostrar cómo el estándar de belleza es diferente en varias culturas.
El proyecto fue titulado “Antes y después”, y se originó cuando Honig trabajaba como gerente de medios de comunicación social. Su jefe le mostró ‘Fiverr’, un sitio web internacional freelance donde cualquier persona puede contratar a trabajadores independientes de todo el mundo. Honig se dio cuenta de que predominaban aquellos con conocimientos de Photoshop y se le ocurrió que en ese grupo probablemente cada uno tendría una preferencia estética particular acorde con su propia cultura.
Al trabajar con profesionales independientes en más de 25 países, Honig pensaba que las imágenes tendrían diferencias marcadas, pero lo que más le sorprendió fue ver que algunas fueron demasiado alteradas. “Ver las primeras imágenes me hizo llorar. Otras como la de Marruecos, me dejaron sin aliento porque transmitían algo mucho más profundo de lo que podía haber esperado”, dijo Esther Honig.
Las imágenes que Honig tiene hasta el momento son interesantes como imágenes individuales, pero cuando se toman en conjunto, el proyecto se vuelve más atractivo: un punto de partida interesante en una conversación global sobre los estándares de belleza inalcanzables en todo el mundo.
“De este proyecto he aprendido lo siguiente: Photoshop nos permite lograr una belleza imposible de conseguir. Cuando comparamos las imágenes nos damos cuenta que lograr el ideal sigue siendo una ilusión”.