A pesar de que mamá nos enseñó a bailar, hablar, escribir, leer, caminar e incluso es nuestra mayor influencia en gustos y manera de pensar, hay muchas mujeres que temen convertirse en un reflejo de su madre y hacen todo lo humanamente posible para evitarlo.
Sin embargo, una nueva investigación sugiere que esto puede ser un destino inevitable.
Un estudio encabezado por el Dr. Julian De Silva y publicado en el periódico británico The Mirror afirma que las mujeres comienzan a convertirse en un reflejo de sus madres al cumplir los 33 años, un año antes de que los hombres empiecen a comportarse como sus padres a los 34.
Para llegar a estos resultados se encuestaron a dos mil hombres y mujeres. Más de la mitad de las mujeres admitieron que al cumplir 30 años dejaron de rebelarse contra sus madres y comenzaron a comportarse más como ellas.
Algunos de los rasgos que destacaron fue darse cuenta de que comenzaron a ver los mismos programas de televisión, a tener los mismos pasatiempos e incluso usar las mismas expresiones que sus madres.
En el caso de los hombres, la gran mayoría afirmó que comenzaron a comportarse como sus papás luego de convertirse ellos mismos en padres. Otros dijeron que se percataron de su cambio luego de enfrentarse a la calvicie, aumento de peso, incluso en acciones sencillas como apagar las luces de las habitaciones, reparar el auto o emitir una opinión política.
La conclusión de esta encuesta revela que tanto hombres como mujeres están de acuerdo en que la aparición de signos físicos y de estilo de vida influyen en el cambio de comportamiento que los lleva a parecerse a sus padres, pues fueron y serán su mejor ejemplo a seguir.