La vida de todo niño se enriquece sobremanera cuando crece a un lado de sus abuelos. Ya sean maternos o paternos, los abuelos son una deliciosa mezcla de risas, historias, amor, sabiduría, seriedad y buenos momentos.
La influencia de un abuelo marca la vida de un niño, pero esto no ocurre solo en el campo de las experiencias y la parte vivencial. El escritor Alejandro Jodorowsky explica que la mayor influencia genética de un niño es la de su abuela materna, transmitiendo desde el físico hasta gestos, forma de ser, gustos y temperamentos.
Hay estudios que confirman lo anterior. Sabemos que los bebés llevan la mitad de carga genética de cada uno de los padres, pero, según los estudios, también es posible que lo hagan de las abuelas. Por muy extraño que esto parezca, sucede con mayor frecuencia en la línea femenina.
Jodorowsky dice:
Los niños heredan más la carga genética de la abuela materna. Ella puede transmitir desde el físico hasta su personalidad. Quizás esta influencia no se pueda atestiguar desde un punto de vista físico, pero la herencia en los genes está ahí.
El autor del Manual de psicomagia explica: “el feto ya tenía los ovocitos formados y de estos ovocitos van a salir los dos millones de óvulos que tendrá durante su vida. Uno de estos óvulos lleva el nombre del bebé. Así que este óvulo lleva la información de la abuela”.
Además, afirma que el bebé no solo recibe rasgos físicos de la abuela sino también posibles enfermedades hereditarias, rasgos del temperamento y hasta vivencias que ella pudo tener cuando se embarazó de su hija.
Todo esto viene de la mujer, ya sea abuela o madre, pero ¿por qué no del papá?
Porque los óvulos aportan la carga genética y la información mitocondrial, y esto no lo hacen los espermatozoides. Siendo esta información únicamente heredada por la mamá o las abuelas.