En distintas películas hemos visto las historias ficticias de novias que fueron plantadas en el altar. Algunas de estas heroínas, sobreponiéndose a su desgracia, deciden aprovechar su luna miel, pues las reservaciones estaban listas. Además, se convencían de que lo mejor para superar una ruptura tan inesperada y dolorosa era poniendo tierra de por medio.
Pero, superando toda ficción, conocimos la historia real de una chica que hizo lo que nunca nos hubiéramos imaginado. Kayley Stead tomó la difícil decisión de continuar con el festejo de su boda a pesar de que el matrimonio nunca se llevaría a cabo, pues no permitiría que la tristeza la derrotara.
La ilusionada novia se preparaba para el momento que sería el mas feliz de su vida; le estaban terminando de aplicar el maquillaje y dándole los últimos toques a su peinado cuando se enteró de que su prometido, quien había sido su pareja casi por cuatro años, simplemente no acudiría al enlace matrimonial.
Uno de los padrinos de boda se puso en contacto con mi mejor amiga para decirle que el novio se había ido. Escondieron mi teléfono, para poder decidir cuál era la mejor manera de decírmelo y no que me fuera enterar por otra persona.
Llena de incertidumbre, Kayley se puso en contacto con el padre del novio y él le confirmó que su hijo no asistiría a la boda. El golpe fue brutal para ella, no podía dejar de llorar y tampoco podía comprender por qué le estaba haciendo algo tan cruel la persona que ella consideraba el amor de su vida.
En ese momento, el camarógrafo del evento les sugirió a la novia y a sus damas que continuaran con la fiesta, pues ya se habían hecho tantos gastos y no lograrían recuperar el dinero invertido. Además, le recordó a Kayley que todos sus invitados ya estaban ahí, así que ¿por qué no hacerlo? La hermana de la novia también apoyo la idea del camarógrafo.
Fue entonces cuando pensé, lo voy a hacer. Había gastado todo este dinero, había estado esperando la comida, un baile con mi papá, pasar tiempo con mi familia, entonces, ¿por qué no?
Kayley hizo su entrada triunfal a la fiesta cantando la canción Good as Hell, de Lizzo, y golpeó la parte superior de su pastel de bodas. Además, bailó con su padre, sus hermanos y los padrinos de boda al ritmo de From Here to the Moon and Back, de Dolly Parton.
Después del peculiar evento, los amigos de Kayley crearon una página de GoFundMe para tratar de ayudarle a recuperar un poco del dinero que perdió en su fallida boda. Ella está muy agradecida con sus amigos y familiares por todo lo que la han apoyado para enfrentar todo esto. Obviamente, su expareja no ha querido hacer ningún comentario al respecto.