Las hijas solemos parecernos a nuestros padres. Los ojos, la nariz, la forma en que sonreímos, el sentido del humor y hasta ciertos rasgos de nuestra personalidad. Pero ¿hasta qué punto llega su herencia?
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio, la herencia de nuestros padres va más allá de la carga genética debido a que hay una gran relación entre el número de parejas que tuvo nuestra madre con las que nosotras tendremos.
Según el estudio, hay una correlación entre el número de parejas que tiene una mujer y las que forman sus hijos biológicos. Para llegar a este resultado se estudió a más de siete mil madres con hijos en Estados Unidos y luego de más de dos décadas creen haber encontrado la clave de la extraña conexión.
No se trata ni de la situación social ni la económica; lo que realmente heredamos de nuestra mamá son las habilidades para interactuar con otras personas y, por supuesto, esto influye en la forma en que nos desenvolvemos en las relaciones amorosas.
El equipo de investigadores liderado por la profesora Claire Kamp Dush incluyó en su encuesta preguntas sobre cómo eran las relaciones amorosas de las madres, cuántas parejas habían tenido, con cuáles se habían casado y de cuántas se habían divorciado.
Por eso, cuando una madre tiene relaciones poco exitosas o complicadas, sus hijas suelen tener un mayor número de parejas a lo largo de su vida; en cambio, si la madre solo tuvo pocos noviazgos o encontró rápidamente al amor de su vida, sus hijas desarrollaran vínculos amorosos más profundos y relaciones más estables.
La conclusión es: la mayoría de las personas aprenden de su mamá cómo comportarse en la vida en pareja.