Primer acto, conoces a tu media naranja; segundo acto, unes tu vida a esa persona especial; tercer acto, adoptan 200 muñecos vintage para que sean sus hijos… Espera… ¡¿QUÉÉÉ?!
Madeline y Malachi Dressel, de 35 años, se conocieron en Carolina del Sur cuando eran apenas unos bebés, y aunque crecieron juntos fue hace cinco años que se convirtieron en pareja y descubrieron que disfrutaban un pasatiempo en común: las muñecas.
Adiós a los carritos y luchadores
Malachi creció rodeado de juguetes “para niños”, y de pequeño jamás jugó con muñecas, pero después de iniciar su relación con Madeline, a quien siempre le gustaron, descubrió una faceta de coleccionista en él y hoy en día, incluso, posee sus propias muñecas.
No son sus hijos
Desde hace tres años las coleccionan y a la fecha tienen más de 200; la mayoría son pequeñas pero tienen 30 de tamaño real y aunque a estas últimas les compran ropa de bebé y accesorios para sus habitaciones, son conscientes de que no son personas reales y solo se trata de un pasatiempo:
Hay gente que sí cree que son sus hijos y está bien, pero para nosotros eso es mucho y preferimos que nuestros muñecos sean muñecos.
Estrellas en redes sociales
Les gusta preservarlas en buen estado y restaurar las antigüedades que se encuentran en bazares y tiendas de segunda y tercera mano. Para ellos es emocionante ver la evolución de sus pequeños.
Tienen su cuenta de Instagram en la que documentan su vida y posan para extrañas pero geniales fotografías haciendo cosas cotidianas como cocinar o hacer travesuras.
Los niños de plástico son perfectos
Aunque mucha gente en redes sociales cree que esto es extraño y que seguramente están tratando de compensar alguna carencia, la mayoría los ha hecho sentir queridos, y finalmente esos comentarios son los que les importan:
Los niños de plástico son perfectos. Siempre son fotogénicos y cooperativos. Hay que vivir la vida absurdamente.