El tener un negocio no es cosa fácil, pues hay que contemplar muchísimas cuestiones, desde inversión en inventario, pagar a empleados, así como tener que lidiar con clientes difíciles o irresponsables.
Lamentablemente, esto fue lo que le pasó a Yadira Reyes, una mujer de Tamaulipas, México, que se dedica a la repostería y a la que le hicieron un pedido de dos mil pasteles individuales, pero el cliente nunca llegó a recogerlos. Además, ni siquiera dejó un anticipo.
La historia se hizo viral en redes, ya que ante la desesperación de la mujer, esta decidió compartir a través de Facebook una publicación donde explicó lo sucedido, pidiendo ayuda a la población en general para que le compraran algunos y no se echaran a perder.
Como los pasteles son productos delicados, Yadira decidió rematar su precio, vendiendo uno solo por 30 pesos (1.5 dólares aproximadamente) o dos por 50 (2.5 dólares aproximadamente) con el objetivo de recuperar algo de la inversión en insumos, ya que ni siquiera le dejaron un anticipo por ellos, por lo que puso de su bolsa para comprar los ingredientes.
Afortunadamente, el post llegó a muchísima gente y debido a la bondad de muchos, la señora repostera pudo vender todos sus pasteles, por lo que estuvo inmensamente agradecida.
Aunque eso no quita que mucha gente no le creyó y pensó que solo era una estrategia para vender más, pues dudaban que para un pedido de tal magnitud no haya pedido al menos un adelanto en garantía como la mayoría de los negocios hace para comprometer a ambas partes.
Ante estos comentarios, Yadira respondió que el hombre que le hizo el encargo se dedica a la elaboración de banquetes y se trataba de una persona seria (o eso parecía), pues incluso durante la semana previa a la entrega estuvo yendo a su local para afinar los detalles del pedido. Sin embargo, a la hora de liquidar, el cliente simplemente desapareció y ella no pudo contactarla más.
Ante el apoyo de la gente, Yadira hizo unas publicaciones posteriores, agradeciendo el buen corazón de las personas que se solidarizaron con su causa y enviándoles buenos deseos por haberla ayudado en un momento tan complicado.
Sin embargo, como los comentarios de crítica continuaron en esas publicaciones, Yadira aclaró que ella no tiene ninguna necesidad de mentir, pues solo fue víctima de un “sinvergüenza”. Además, recalcó que con la venta al público no obtuvo ganancia, sino únicamente lo invertido.
Sin duda, una historia triste con final feliz, que pudo haber terminado de muy mala manera, pero debido a la unión de la gente se pudo resolver. Aunque esperamos le sirva de lección para pedir adelanto por sus futuros trabajos.