Seguramente has escuchado que las hermanas de en medio son más fuertes; que las chicas mayores son más responsables, sorprendentes y fascinantes y, por supuesto, que las hijas más pequeñas son las adorables, consentidas y más extrovertidas. Tal vez te has preguntado por qué sucede este tipo de cosas, y la respuesta es muy simple: la personalidad de cada persona tiene mucho que ver con el orden en que nació.
Alfred Adler, fundador de la psicología individual y mejor amigo del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, creó la teoría en la que se habla acerca de cómo el orden de nacimiento juega un papel importante en el desarrollo de su personalidad. Estos son los puntos que más resalta dicha teoría:
1. Hijo mayor
Según Adler, el primer hijo posee las cualidades de un líder, es más responsable y tiene un grado mayor de autoridad. Ser el primogénito lo vuelve una persona cariñosa, que protege y cuida a los que más ama. Además, Adler sugiere que son personas que tienen iniciativa. Incluso en el futuro puede convertirse en un buen padre o madre.
2. Segundo hijo
El hijo de en medio tiende a ser una persona a la que manejan demasiado los otros. Aun así, son personas que cuentan con un desarrollo mayor, con expectativas y metas más grandes que las de otros, lo cual aumenta la cantidad de fracasos, aunque de esta forma aprenden a ser más fuertes e independientes.
3. Hijo menor
Generalmente los hijos menores tienden a ser más consentidos, a recibir más atención y cariño. Lo malo de este tipo de situaciones es que se vuelven dependientes o con una sensación de superioridad. Sin embargo, se vuelven dedicados en las actividades que realizan, no importa si es la música, el arte o la ciencia. En ocasiones pueden resultar ser personas despreocupadas e irresponsables.
4. Hijo único
Como carecen de compañía, los hijos únicos suelen competir contra su padre. Generalmente sienten un mayor apego hacia su madre y esperan de los demás los mismos cuidados y protección que ella le ofrece. Son dependientes y egocéntricos. Además, la mayoría de las veces tienen dificultades para relacionarse con personas de su edad. Suelen ser los perfeccionistas que logran todos sus objetivos.
En conclusión
Otra investigación realizada por científicos de Estados Unidos a un grupo de alumnos de preparatoria llegó concluyó que:
- Los primogénitos son líderes naturales, aunque menos sociales, pero con una gran resistencia al estrés y una enorme honestidad.
- Los hijos de en medio crecen como personas responsables y con objetivos claros.
- Los hijos mejores resultan ser más amistosos, con una gran capacidad para socializar aunque en ocasiones no saben manejar los nervios.
¿En realidad importa en qué orden nacimos?
Tenemos que admitir que estos datos lucen un poco imperfectos, porque se desconocen factores importantes como el lugar en el que se vive, el estatus socioeconómico, educación y relaciones familiares. Tal vez el orden de nacimiento afecte un poco en el desarrollo de la personalidad, pero eso no lo sabremos en su totalidad hasta conocer otros detalles del entorno; no hay que olvidar tampoco el papel que los padres juegan en la educación de sus hijos.