Ser una chica de buen corazón es a la vez una bendición y una maldición. Es un rasgo de carácter admirado por muchos y que pocos poseen, pero muy a menudo la sonrisa que llevas siempre en tu cara te puede deshacer.
Cuando eres demasiado buena le das a la gente el beneficio de la duda. Asumes automáticamente que todo el mundo hace las cosas pensando en tu interés, pero en realidad están buscando su propio interés. Necesitas saber cómo equilibrar tu amabilidad y tu actitud indulgente con tu necesidad de corresponder como ser humano para ser tomada en serio y para ser respetada.
Así que dile a la chica buena que no tenga miedo de añadir un poco de sal a sus dulces creencias porque esto es lo que enfrentas al ser una mujer demasiado bondadosa.
1. Eres el ‘tapete’ universal
Ni siquiera puedes contar la cantidad de veces en las que pudo haber huellas impresas en tu cara. ¿Por qué? Aunque esta es sólo una imagen, hay gente por ahí que se aprovecha de todo lo que ofreces desinteresadamente y pasan sobre ti, no importa si son o no son amigos; si se trata de tu novio, un conocido o un completo desconocido.
Hay una solución simple a esta cadena de abusos ante la cual la gente buena sucumbimos: ¡Usa tu cerebro y defiéndete! Sólo porque eres una persona complaciente por naturaleza no significa que debas soportar estoicamente, al contrario, los que te respetan admirarán tu capacidad de decir lo que quieres de una manera pacífica.
2. Aunque te tachen de ‘ingenua’, no te equivocas
Cuando eres una persona optimista que ve el vaso ‘medio lleno’ los demás asumen que eres ajena a la negatividad que existe en el mundo que te rodea, pero no es así. Sólo elegiste mantenerte al margen de muchas actitudes tóxicas de la vida cotidiana, pero eso no significa que no te des cuenta de ellas; significa que prefieres pensar en las cosas que te hacen feliz.
La mayoría de las veces, esto crea una especie de ‘aura’ que la gente se siente tentada a destruir, porque ellos nos son capaces de tomar una situación negativa y encontrarle el lado positivo como lo haces tú, a quien califican de ‘ingenua’. Sigue creyendo en el optimismo y tu gran capacidad emocional. Una actitud educada, pero positiva, es admirable.
3. Rara vez te toman en serio
Tu personalidad puede ser desconcertante porque sonríes en situaciones en la que no se lo esperarían, por ejemplo, para intentar aclarar alguna situación incómoda en la que te encuentras atrapada. El resultado es que rara vez me toman en serio cuando es necesario.
Cuando eres tan despreocupada y feliz como un duende, la gente piensa que tu optimismo es señal de desinterés. Para evitar eso, necesitas entender que tener una cara agradable no te quita tú inteligencia, y demostrarlo.
4. Perdonas y olvidas con demasiada facilidad
Una de las cosas negativas de ser una buena persona es que eres capaz de dar segundas oportunidades a personas que definitivamente no se lo merecen. Yo he sido víctima de perdonar a la gente demasiado rápido y he sufrido más por ello después. Te deja sintiéndote como una estúpida.
No des por sentado que quien te asegura tomar en cuenta lo que es bueno para ti realmente lo haga. Muchos, en realidad, estarán buscando su propio beneficio primero.
5. Te gustan las caídas rápidas y duras
Ser demasiado buena y estar enamorada de la persona equivocada podría ser la receta para el desastre. Cuando tú comienzas a preocuparte por alguien, haces todo lo que está en tu poder para que esa persona sonría. ¿Por qué?, porque cuando la persona que tú amas es feliz, tú eres feliz.
Te enamoras con facilidad y tiendes a destacar las buenas cualidades de tu pareja e ignorar lo malo. Por supuesto, este cuento de hadas se viene abajo con bastante rapidez cuando el otro deja de esforzarse tanto como tú en la relación.
Tal vez tu novio no se sienta cómodo con tu generosidad, o tal vez él no se ha enamorado tan fuerte como tú , pero para una alma caritativa como tú esto podría ser devastador.
Una solución simple es: autoestima. Al comprender la bondad que sin duda encarnas, pronto entenderás que no debes conformarte con menos de lo que mereces. Espera al ‘chico bueno’, como tú. Busca a alguien que aprecie tus esfuerzos desinteresados y, una vez que encuentres a esa persona especial que adora tu dulzura, esa personalidad agradable que tienes nunca será un problema de nuevo