Esta historia de amor comienza en los años 60, cuando Janice, de 22 años, trabajaba como mesera de medio tiempo en una cafetería en el centro de su ciudad; durante las mañanas iba a la universidad y por las noches servía café.
En el lugar, Prentiss apareció una noche junto a un grupo de amigos y desde el momento en que vio a Janice supo que jamás la olvidaría. La atracción era mutua, ella confiesa que le encantaba verlo llegar a su trabajo.
Una noche el grupo de jóvenes llegó a la cafetería, pero sin el amor platónico de Janice. Ella no pudo contenerse y preguntó a los chicos en dónde habían dejado a Prentiss.
Me dijeron que había salido de la ciudad con su familia. Era la noche de Acción de Gracias y no sé de dónde, pero tomé el valor de viajar 250 kilómetros para ir a verlo. Fue algo bastante atrevido; un impulso del que no me arrepentí nunca.
Se comprometieron y compartieron la noticia orgullosos
Después de aquella romántica noche de Acción de Gracias, Janice y Prentiss se volvieron inseparables y al poco tiempo anunciaron felices su compromiso con una foto en el periódico. Para su mala fortuna, el padre de ella no aprobaba la relación y en aquella década la última palabra siempre la tenía el hombre de la casa.
Ella rogó a su padre que recapacitara, pero el la amenazó duramente: si Janice se casaba con Prentiss debía olvidarse de la colegiatura que su padre pagaba en la universidad.
Ambos eran jóvenes y sin futuro, platicaron la situación y entendieron que lo más importante eran sus estudios, así que dieron por terminada su relación, de buena forma aunque con mucha tristeza.
El tiempo pasó y tanto Janice como Prentiss rehicieron sus vidas y se casaron con alguien más. Ellos confiesan que en el fondo sabían que su separación había sido más un “ten paciencia” y no un “hasta nunca”.
El destino intervino con dos recortes del periódico
En 2012, la mamá de Janice y la de Prentiss fallecieron con solo pocos meses de diferencia. Curiosamente, ambas guardaban el mismo recorte del periódico en el que se anunció el compromiso de sus hijos.
Ellas jamás se conocieron, pero guardaban como tesoro el triste desenlace del amor que vivieron sus hijos. Y aunque ellas apoyaron su relación, en aquellos años la opinión de la mujer en la familia jamás era escuchada.
Al encontrar estos recortes, ambos repararon en que el universo les enviaba una señal: debían buscarse. Libres de compromisos maritales, con 71 años de edad y después de casi cinco décadas, Janice y Prentiss se reencontraron solo para darse cuenta que el amor no se había apagado.
Estamos inmensamente felices de por fin estar juntos, hay perfección en nuestro matrimonio y sin importar los años que nos queden por delante, estoy convencida de que esta etapa es lo mejor que me pudo pasar porque estoy con el amor de mi vida.
¿Lo más lindo?
El día del reencuentro, Janice llevaba unos pantalones del mismo color que usaba cuando visitó a Prentiss aquella noche de Acción de Gracias en los 60. Él confiesa que ese detalle confirmó todos los sentimientos que una vez dejó atrás.
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