Los niños son increíbles criaturas. Honestos, divertidos, extrañamente incansables y absolutamente sorprendentes. Pero la regla es clara: no tengo mis propios niños y honestamente no sé si algún día llegaré a tenerlos. Estoy muy agradecida de tener niños en mi vida… pero como su tía.
Ser tía te ofrece la dicha de pasar tiempo con ellos sin necesidad de tener otra clase de obligaciones. Es uno de los mejores ganar-ganar que la vida puede ofrecerte.
1. Puedes comprarle cosas realmente inservibles
Los biberones y juguetes educativos son tarea de los padres, pero tú tienes la oportunidad de comprar un sombrero con pinzas de langosta, diminutas zapatillas de deporte, máscaras y toda clase de rarezas que te encuentres en el camino; aún cuando sepas que muchas de ellas ni siquiera son algo que necesiten de verdad.
2. Ellos te darán verdaderas muestras de afecto
Lo único que harán al verte será abrazarte y estrujarte. Podrás hacer Face Time con ellos mientras que ellos te cantan a todo pulmón You are my sunshine.
3. Los llantos del bebé no te molestan realmente
Como no tienes que escuchar los llantos del bebé todo el día o toda la noche, cuando los escuchas llorar puede incluso parecerte algo tierno.
4. Puedes hacerle el día a tu hermano
Ya sea que decidas llevarte a tu sobrinos por una hora o un día, tu hermano siempre estará agradecido por los momentos que compartes con ellos.
5. Puedes maleducarlos
Cómo no comprar todo lo que esos diablillos piden. Si tu ingreso alcanza para eso seguramente no podrás resistirte a esa carita de “no mato ni una mosca”.
6. Puedes comprar juguetes ruidosos y molestos sin tener que lidiar con las consecuencias
Si tu sobrina realmente quiere ese juguete con luces y 75 sonidos diferentes para su cumpleaños ¡No hay problema! Si tu sobrino sueña con tener ese tambor que tanto anuncian en la tele ¡Aquí está! ¡No vivo aquí!
7. Te hacen sentir más cool de lo que realmente eres
Me refiero a que cuando llegan contigo luciendo tan cool como su tía, te hacen sentir especial; aunque de hecho no es que tuvieras mucha competencia que digamos. Aún cuando vivieran en el mismo vecindario tú tendrás un cómodo estatus que te dará ese aire de misterio.
8. No tienes que lidiar con cosas grandes
El hecho de que seas la tía normalmente te exime de las tareas difíciles como tener que cambiar pañales. En ese momento puedes pedir auxilio a sus padres.
9. No tienes que preocuparte por las reglas
Para las tías no hay reglas, puedes comer helado en pijama cuando son las 10 de la noche.
10. Tienes la excusa perfecta para hacer cosas tontas en público
Qué mejor que tener la oportunidad de jugar a las escondidas en público, de hacer unas carreritas, de tirarte en el pasto o hacer prácticamente cualquier cosa sin que alguien piense que eres rara.
11. Puedes regresarlos en el momento que quieras
Al final del día puedes recobrar la calma y volver a la tranquilidad de tu hogar, un apartamento limpio con una copa de vino esperando por ahí.
12. Tienes un amigo de por vida
Ver a otro humano creciendo no sólo en talla sino en comprensión, vocabulario e intereses es fascinante. Tienes la oportunidad de experimentar en tiempo real y luego burlarte de ellos de cosas que sólo tú y ellos conoce. Y con todas las experiencias vividas se forma una amistad duradera que dura para siempre.