–Tener varios hermanos siempre es una gran bendición, pues sabes que nunca estarás solo para divertirte y mucho menos cuando necesites que alguien te ayude de una manera sincera. Quizá cuando eran pequeños vivieron grandes momentos de risas y alegrías, pero hubo también algunos momentos en los que todo se volvía competencia. Haciendo un balance, tus hermanos han sido y serán las mejores personas que puedan existir a tu lado, y sueles estar agradecida por ello. Hoy hemos buscado 25 recuerdos de la infancia que quienes crecimos con varios hermanos podemos compartir.
1. Gracias a ellos desarrollaste grandes habilidades de espionaje
Sobre todo cuando se metían en problemas.
2. Disfrutabas cuando tus padres regañaban a alguno de tus hermanos por decir groserías
3. Muchas peleas terminaban con un “¡¡No puedo respirar!!” de tu parte
4. ¿Momentos a solas? ¿Qué era eso?
No podías abrir una bolsa de papas fritas o de galletas tranquilamente sin que tus hermanos, con su sexto sentido, se dieran cuenta y te pidieran que las compartieras con ellos.
5. Enojo y arrepentimiento
Si tu hermano/a más chica comenzaba a llorar por algo que habías hecho, entrabas en pánico pensando las cosas que tus padres te iban hacer, así que comenzabas, mínimo, a llorar también y a negarlo todo, o a hacerlo pero negociando con el agraviado y ofreciéndole las cosas más absurdas.
6. Las interminables peleas por el control remoto
Cuando luchaban por qué canal quería ver cada uno y alguien lograba cubrir el control para que los demás no pudieran cambiarlo. (Si eras tú, sentías que controlabas el mundo.)
7. Peleaban por quién iría en el asiento de adelante
8. El favorito de los papás
Comentar frente a ustedes quién era el más perezoso, el que sacaba peores calificaciones o el que había desobedecido cualquier regla, para observar sus caras cuando establecieran algún castigo.
9. La eterna pelea por la ducha
Nunca eras más rápida que cuando debías ganarle la ducha a tu hermana, sobre todo si el proyecto era salir con sus amigos un viernes por la noche y tenían que arreglarse.
10. Las votaciones
–¿Quién está de acuerdo en…? (a dónde ir y qué hacer les tomaba horas de votación y negociación, y sin importar el resultado, alguien siempre terminaba enojado).
11. Había reglas no escritas
Como ‘nadie llegará primero al final de la escalera’, y subían juntos, apretándose entre jalones y tropiezos. Había reglas no escritas para casi todo tipo de competencia.
12. Procurabas no darte por aludida cuando tus padres les gritaban a todos
–Pienso en otra cosa. Veo todo como una escena sin sonido. Hago como que no estoy aquí… (y así seguías)
13. La edad no era un límite
No importaba la edad o lo grande que fueras, siempre luchaste por resolver todas las disputas.
14. Odiabas ser la niñera
Si tú eras la mayor de tus hermanos y estaban bajo tu cuidado, siempre los amenazabas con llamar a tus padres (o a la policía) si ninguno escuchaba tus órdenes.
15. Tus hermanos mayores marcaban tu historia con sus profesores
Si tú eras la más joven, tus profesores siempre decían: “¿Eres la hermana de _____?” (Podías tomarlo como un presagio de lo que ocurriría el resto del año)
16. Tenías una mente malévola
Siempre que tu mamá te decía que hicieras algo, ibas con tu hermano y le decías que ella quería que él o ella lo hiciera. Así te libraste de las cosas que no querías hacer.
17. Todo de alguna manera se volvía una competencia
18. Cuando veían televisión juntos siempre que aparecía un personaje feo o malo en la pantalla le decías a alguien más chico: “tú eres como él”
19. Ahora aman recordar cómo se veían de pequeños
Todos aman ver viejas fotografías de su infancia para recordar cómo lucían: –¿Te acuerdas del corte de hongo de fulanito? –¡Pobre! –¡Y a ti te lo cortaban igual!
Muchas cosas eran realmente graciosas.
20. Siempre le decían a alguno de los hermanos que era adoptado o que lo encontraron en el basurero
21. Tus padres a veces los confundían
En alguna situación conflictiva o estresante para ellos, cuando te llamaban a ti podían mencionar el nombre de tu hermana antes de llegar al tuyo. Para el caso, también confundían a tus hermanos hombres.
22. Tus hermanos te jugaban bromas que sólo a ellos les causaban gracia
23. Vivías con incertidumbre
Siempre que uno de tus hermanos te hablaba con voz dulce te angustiabas porque había una considerable y alta posibilidad de que sólo querían hacerte una mala pasada cuando te aproximaras.
24. Pero tú podías burlarte de tus hermanos diciendo muchísimas cosas sobre ellos
25. Sabías exactamente lo que los hacía sentir enojados o molestos
¡Era tan fácil para ti sacarlos de quicio! Por desgracia, eso también podía suceder al revés porque ellos sabían las cosas que te podían decir para que cayeras de rodillas sollozando. (Equidad ante todo)