¿Tus seres queridos te dicen la frase “amiga, date cuenta” más veces de las que has escuchado un “te amo”? Es momento de que dejes todo y pongas atención a esto. No hay que ser científico para darse cuenta de que vivir en un noviazgo de “cortar y regresar” cada fin de semana es la peor calidad de vida que le puedes ofrecer a tu bienestar emocional.
Pero más allá de que el corazón se te “apachurre” cada vez que el susodicho decide que no eres para él, pero a los 15 minutos dice que “siempre sí”, la ciencia ha descubierto que regresar con tu ex es más contraproducente para tu salud de lo que es para el tiempo (o años de vida) que pierdes en esa relación.
Una investigación de la Universidad de Missouri descubrió que cuando vives un noviazgo estilo “bumerán” estás más expuesta a sufrir de angustia psicológica y, sin duda, eso no traerá nada bueno.
Se realizó un estudio en el que se encuestó a 545 personas, todas en una relación amorosa, y se calificó sus niveles de ansiedad y depresión. El segundo factor a analizar fue si estas relaciones solían ser intermitentes, es decir, de “ir y venir constantemente”.
La frecuencia y cantidad de separaciones y reconciliaciones arrojaron porcentajes para definir las conclusiones del estudio. Se descubrió que aproximadamente un tercio de los participantes vivían en este tipo de relaciones tóxicas, y fue en este grupo en el que se detectaron mayores tasas de ansiedad y depresión.
La coautora del estudio, Kale Mon, profesora asistente de desarrollo humano y ciencias de la familia en la Universidad de Missouri, dejó en claro el nivel de peligro al que te puedes exponer si continúas con esta conducta repetitiva, en pro de “encontrar el amor”:
Los hallazgos sugieren que las personas que se encuentran regularmente rompiendo y volviendo con sus parejas necesitan analizar con la cabeza fría qué sucede con sus relaciones. Si las personas son más honestas consigo mismas, pueden dar los pasos necesarios para mantener su relación o para terminarla de una forma sana. Esto es vital para preservar su bienestar emocional.
Sabemos que las rupturas son molestas en sí mismas, pero esta angustia se considera normal y a menudo temporal. Sin embargo, un patrón de transiciones estresantes dentro y fuera de la misma relación podría tener implicaciones más profundas para nuestro bienestar.
Las personas vuelven a caer en relaciones tóxicas debido al hábito, conveniencia u obligación, ninguno de los cuales es un buen augurio para la calidad de un noviazgo.
Además, según el estudio, las personas con mayor tasa de depresión y ansiedad suelen tener más probabilidades de entablar relaciones tóxicas, en una especie de ciclo autodestructivo.
Es quizá por esto que lo mejor siempre será evitar que las heridas, maltratos y/o manipulaciones de una pareja terminen siendo romantizadas por una falsa idea del amor. Ninguna relación debe doler más de lo que aporta y nutre a tu alma, así como nadie debe hacerte sentir que eres difícil de amar.