Si estás comenzado a conducir, es probable que ya sepas que lo más estresante no es el tráfico o los señalamientos, sino el molesto ruido del claxon o los insultos de ventanilla a ventanilla de aquellos que quieren que vayas más rápido.
Es evidente la falta de educación vial y también la intolerancia contra otros al momento de conducir, y Débora Correa, una chica originaria de Brasil, lo sabe a la perfección. Por ello ideó un pequeño plan con el cual evitó los insultos de otros conductores, y poco a poco obtuvo la confianza que le hacía falta para dominar las calles en su automóvil.
Débora es una chica que soñaba con conducir
Consiguió su licencia a los 32 años de edad y condujo muy pocas veces, todas ellas acompañada de su esposo. Para evitar el estrés que otros conductores le causaban, Débora usaba Uber y autobuses como medio de transporte. Hasta que un día se armó de valor…
Yo no tenía miedo de conducir, tenía miedo de cómo las personas reaccionarían a mi forma de conducir. Tenía plena conciencia de mi capacidad, pero no tenía experiencia. Un día, cuando llegué a casa y vi el coche parado y a mi disposición, fue cuando decidí que iba a buscar a mi hijo a la escuela al final del día en coche.
Un simple letrero fue su salvación
Aunque Débora ya había tomado la decisión de manejar sola hasta la escuela de su hijo, sabía que necesitaba un poco de apoyo e ingeniosamente hizo un cartel, lo pegó en la parte trasera de su auto. En él estaba escrito: “Soy RECIÉN HABILITADA. ¡Agradezco la paciencia!”, con el cual dio a entender que era nueva conduciendo y esperaba la paciencia del resto de los conductores.
Hice el cartel, pero me quedé casi 2 horas mirando hacia él y tomando el coraje para conducir el coche sola. Envié la foto a mis padres y a una amiga y me dieron mucho apoyo.
El resultado fue sorprendente
Débora creía que su idea había sido bastante mala, pero se sorprendió tras la respuesta de las personas.
En el primer obstáculo, una calle con ladera, el motor del coche se apagó. Un coche que estaba detrás de mí pasó, bajó el cristal e hizo una señal de positivo. Allí sentí que mi cartel había funcionado. Después algunas personas tocaron bocina e hicieron señal de positivo. Dos señoras bajaron el cristal y hablaron algunas palabras de apoyo. ¡Fue demasiado!
Ahora es una excelente conductora
Tras vencer sus miedos y pasados algunos meses, Débora se llenó de confianza, ya no usa el cartel, conduce con precaución y también ha aprendido a brindar ayudar a quienes apenas comienzan su camino.
Anduve un poco más con el cartel, hoy ya no lo hago. Pero si siento la necesidad de usarlo, no veo ningún problema. Aún creo que tengo mucho que aprender del tránsito.