Cuando el trabajo se vuelve tedioso y complicado, de vez en cuando es bueno buscar una distracción; pero tampoco hay que exagerar o podrías recibir una demanda, tal como le sucedió a una empleada de Robert De Niro. La compañía del actor presentó una demanda de seis millones de dólares en contra de una exempleada. ¿Su delito? Malversación de fondos y abuso de confianza.
Inicialmente, Chase Robinson fue contratada como asistente de De Deniro en 2008, después fue promovida para el puesto de vicepresidenta de Producción y Finanzas en Canal Productions, una productora de cine propiedad del actor, con un salario de 300 mil dólares mensuales.
Pero parece que su puesto no le exigía compromiso y atención, pues durante las horas de oficina se concentraba en hacer maratones de Netflix: vio 55 episodios de la serie Friends, 20 de Arrested Development y 10 de Schitt’s Creek.
La compañía cree que Robinson desperdició cantidades exageradas de tiempo mirando Netflix:
Ver programas en Netflix no era de ninguna manera parte o estaba relacionado con los deberes y responsabilidades de Robinson. Lo hacía por entretenimiento personal, diversión y placer en momentos en que le pagaban por trabajar.
Además de tomar demasiado “tiempo libre”, también usaba el dinero de la compañía como si fuera propio; se descubrió que había pagado 21 mil dólares en distintos restaurantes en Nueva York, 32 mil dólares en viajes en Uber, compró arreglos florales, iPhones, ropa de diseñador y, por si fuera poco, usó las millas de viajero frecuente de De Niro para viajes personales y se hospedó en hoteles lujosos.
Robinson dejó la compañía cuando las preocupaciones que los directivos tenían sobre un presunto “sabotaje corporativo” aumentaron. En su renuncia alegó que sus gastos no eran para nada “ridículos”, además, redactó una carta de recomendación a nombre de Robert De Niro, obviamente él se negó a firmarla.
Con la demanda se espera que Robinson cubra un reembolso por todo el dinero que utilizó para beneficio personal.
Esta demanda busca que se reparen los daños ocasionados por un empleado desleal que, a pesar de estar en un puesto de confianza, abusó reiterada y metódicamente de su posición para desviar fondos para su beneficio personal.