Hace aproximadamente dos meses, las mujeres de Hollywood se armaron de valor y narraron todas las veces en las que sufrieron algún tipo de acoso por parte del productor Harvey Weinstein. Con el paso de los días nos dimos cuenta que más de una personalidad del medio también había tenido conductas inapropiadas en contra de actrices, cantantes y actores, y la lista continúa.
Recientemente la actriz mexicana Salma Hayek publicó una columna en el famoso diario The New York Times en donde revela las atrocidades que vivió por causa del productor. Weinstein se convirtió en un monstruo que durante años le hizo la vida imposible a la actriz. Aunque se había negado a hablar por temor a sufrir algún atentado que terminara con su vida, el día de ayer, Salma reveló los momentos de terror que pasó.
Durante años Harvey Weinstein fue el monstruo de Salma Hayek
En la columna que Salma escribió para The New York Times, dio a conocer todos los detalles:
En este otoño me abordaron reporteros que dieron con mi nombre por varias fuentes, incluida mi querida amiga Ashley Judd, para hablar sobre un episodio de mi vida que, aunque suene doloroso, pensé que había superado.
Me había lavado el cerebro a mí misma convenciéndome de que ya se había acabado y que había sobrevivido: eludí la responsabilidad de pronunciarme en público al respecto con la excusa de que ya había suficiente gente involucrada en poner los reflectores sobre ese monstruo personal. No pensé que importara mi voz o que usarla haría la diferencia.
Finalmente se armó de valor para confesar que ella es una víctima más
Cuando tantas mujeres dieron un paso al frente para describir lo que les hizo Harvey, tuve que enfrentarme a mi cobardía y aceptar humildemente que mi historia, aunque fuera tan importante para mí, no era más que una gota en un océano de pesar y confusión.
Y después de haber trabajado con él, llegó el momento de decir “No”
Estaba extremadamente emocionada por trabajar con él y con su empresa. En mi ingenuidad pensé que se había cumplido mi sueño. Él había apostado por la “nadie” cuando nadie más lo había hecho. Dijo que sí.
No sabía que muy pronto yo tendría que decir no.
No a abrirle la puerta a cualquier hora de la noche en hotel tras hotel y locación tras locación donde se aparecía inesperadamente, incluido un sitio en el que estaba rodando una película en la que él ni siquiera estaba involucrado.
No a bañarme con él. No a dejarlo que me viera bañarme.
No a dejarlo que me diera un masaje. No a que un amigo suyo, desnudo, me diera un masaje.
No a desnudarme junto con otra mujer.
NO, no, no, no…
Con cada rechazo se acrecentaba su ira
No había nada más que odiara que la palabra “no”. Sus tácticas de persuasión iban desde hablar dulcemente y prometer cosas hasta aquella vez que, en un ataque de ira, dijo las palabras más temibles: ‘te voy a matar, no creas que no puedo’.
Salma se siente agradecida de que alzaran la voz y fueran escuchadas
Estoy agradecida con todos los que están escuchando nuestras experiencias. Espero que al agregar mi voz al coro de quienes por fin pudieron hablar ayudaré a entender por qué fue tan difícil hacerlo y por qué tantas de nosotras esperamos tanto tiempo.