Todo padre tiene derecho a elegir la forma de criar a sus hijos, siempre y cuando no afecten su bienestar, por eso deben ser conscientes de las decisiones que toman cuando sus hijos son pequeños, pues de eso depende el desarrollo y la integridad del menor.
Searyl Alti es un bebé nacido en la localidad de Slocan Valley, de la Columbia Británica, provincia de Canadá, y puede convertirse en la primera persona del mundo sin un sexo definido. Su progenitor, Kori Doti, es un transgénero no binario, es decir, no se considera ni hombre ni mujer, quien mantuvo una lucha constante desde su niñez, pues nunca se sintió identificado con el género que se le asignó, lo que provocó que tuviera que hacer muchos ajustes en su vida.
Un bebé no binario
Kori ha decidido que no puede permitir que le ocurra lo mismo a su bebé, así que va a criarle como si no tuviera género, a pesar de haber nacido con un sexo definido.
Estoy criando a Searyl de un modo que no tenga su identidad sexual predefinida hasta que tenga un sentido de sí mismo y un manejo del vocabulario suficiente para decirme quién es. Yo le reconozco como bebé y trato de darle todo el amor y apoyo para que sea la persona más completa que pueda ser, dejando aparte las restricciones que vienen con el paquete de ser niño o niña.
Con esta medida por parte de su progenitor, quien dio a luz al bebé en casa de un amigo en noviembre del año pasado, trata de que sea él o ella quien tome la decisión sobre su identidad. Doti considera que un simple examen biológico no puede determinar la verdadera identidad de un niño, porque puede ser intersexual (tener ambos genitales) o identificarse con un género diferente a su sexo de origen o con ninguno una vez que crezca.
Solo el bebé sabrá lo que quiere
El problema es que el bebé no tiene todavía certificado de nacimiento porque el registro civil de su provincia obliga a inscribirlo definiendo el sexo. Su progenitor presentó una demanda ante una corte local para lograr que se le registre sin ningún género y, hasta el momento, las autoridades se niegan.
A pesar de la negativa, Doti recibió una tarjeta de salud con una “U” para que, mientras se resuelve su petición, el bebé pueda acceder a los servicios médicos. Al parecer, Columbia Británica es el primer lugar en el mundo donde se ha emitido una tarjeta sanitaria oficial sin género. Aunque en otros países, como en Alemania y Australia, permiten que se registre un bebé sin sexo definido como sin género. El caso de Searyl es diferente, pues sí lo tiene.
Cada individuo podrá decidir su género
La abogada de la familia, barbara findlay (quien ha pedido que su nombre se escriba en minúsculas), argumenta lo siguiente:
La asignación de sexo en esta cultura se hace cuando un médico levanta las piernas del recién nacido y mira sus genitales. Pero sabemos que la identidad de género del bebé no se desarrollará hasta algunos años después de su nacimiento.
También añadió que en otras provincias canadienses, entre ellas Ontario y Alberta, están revisando su política al respecto con el fin de incluir una tercera opción de género no binario y que estas son decisiones que Canadá debe tomar en conjunto. A principios de este año, el gobierno federal aprobó un proyecto de ley para incluir la “identidad de expresión de género” en el Código de Derechos Humanos y en breve se ofrecerá una tercera opción en los pasaportes.
Lo importante es evitar el bullying
Para Doti, añadir una tercera opción no es la solución, ya que pueden distinguir a aquellos que la usan y convertirlos en objetivos de discriminación y crímenes de odio, por lo que aboga por la omisión del género.
Nuestra cultura está obsesionada con si un bebé es un niño o una niña, pero no tiene sentido que el Estado certifique qué es, cuando en realidad no saben si es verdad.
En este video su progenitor explica el porqué de su decisión
Doti es miembro del Gender-Free ID Coalition (Coalición por un documento sin identidad de género), que intenta que la asignación de género en documentos oficiales sea posterior al nacimiento y lo decida la persona para evitar los problemas sociales a los que se enfrentan los niños que sienten que su género es diferente al que les fue asignado al nacer. Ocho miembros de esa organización, incluyendo a Doti, también han exigido a los tribunales canadienses que la “U” conste en sus documentos oficiales.