Hace apenas un mes me hice mi primer tatuaje: el contorno de una pequeña nube en la parte de atrás de mi hombro derecho. Aún no me acostumbro a tenerlo, y de vez en cuando, cuando volteo la cabeza o paso caminando frente a un espejo, lo observo con la esquina de mi ojo y sonrío. Es increíble recordar que realmente lo hice.
Yo había querido un tatuaje por bastante tiempo, pero había estado esperando a que me llegara la inspiración; eso sin mencionar que, ante todo, tuve que reunir el coraje para hacérmelo, porque lloro al ver las agujas y me salen moretones fácilmente. La idea de enfrentar cualquier clase de dolor ‘no-médico’, y pagar voluntariamente por ello, me parecía algo que no podría llevar a cabo.
Por supuesto, mientras no tuve claro lo que quería, todo era de alguna manera inmaterial. Hasta que, de repente, lo supe. Un día mi tatuaje era una posibilidad amorfa e incierta y al siguiente, supe exactamente qué debería ser: una nube, flotando en mi hombro. Y aunque esperaba sentir un poco de duda que me permitiera posponerlo un poco más, supe que era ése, así que reservé una cita.
Elegí con cuidado dónde ponerlo: un hombro puede mostrarse fácilmente, o cubrirse, dependiendo de la ocasión. En ese lugar, el riesgo de las arrugas es bajo. Y acerca de la nube, decidí que era un diseño difícil de relacionar con un grupo de extremistas, o algo parecido. Una vez que estuve en la silla, todo el proceso no duró más de tres minutos. Me dolió, pero no demasiado. Y mi hermana amablemente registró todo en foto y video.
El resultado final es que tengo un tatuaje en mi hombro que me hace sonreír cada vez que lo veo. Pero no todas las reacciones son positivas y por supuesto, surgió la pregunta: “¿Qué significa?” Desde luego, preguntar es algo que se vale hacer, supongo. La cuestión es que no existe ningún significado profundo detrás de ese pequeño diseño de tinta sobre mi piel. Sólo que realmente me gusta la figura de una nube. No sé por qué. La uso en mi blog, en mi cuenta de Twitter, y ahora en mi hombro.
Quizá podría decir que me remite a creatividad e imaginación, y en mi caso, como alguien que busca hacer una carrera de la escritura, representa esa ambición. Pero me gustan las nubes. Creo que son lindas —en especial, caricaturizadas— y quería decorar mi cuerpo con la imagen de una de ellas. Sólo porque no tiene una historia no significa que mi pequeña nube no significa algo para mí. Por el contrario, significa mucho, en particular, que logré tomar una decisión permanente e irreversible.
Muchas personas se hacen tatuajes por motivos más profundos que este, y me parece fantástico. Si alguien debe contener las lágrimas cuando habla acerca del suyo, ¡bien por esa persona! Pero considero que también es totalmente válido hacerse un tatuaje sólo porque te resulta atractivo. Me parece que uno puede divertirse con su apariencia, aún si no se trata de algo permanente, porque es nuestro cuerpo. Ese es el punto. Cada uno tomamos nuestras decisiones acerca de nuestro propio cuerpo. No los demás.
Así que cuando la gente me pregunta qué significa mi tatuaje, lo que hago ahora es mirarlos profundamente a los ojos, y preguntarles con toda confianza: “¿Qué crees que significa?”. Luego levanto una ceja y me alejo, envuelta en un aire de misterio. Funciona siempre.
Millie Brierley, autora original de este texto, estudia en la Universidad de Cambridge. Le gusta Netflix, comer guacamole y pretender cambiar el mundo a través de la palabra escrita.