Giethoorn es tan tranquilo, tan diferente y su belleza lo hace parecer como salido de un cuento de hadas. Está ubicado en la provincia de Overijssel, a 120 kilómetros de Amsterdam, Holanda. Este pequeño tesoro logró posicionarse en el mapa debido a la ausencia de calles y autos, recibiendo entre 150 mil y 200 mil visitantes al año. La vida aquí navega a lo largo de 88 kilómetros de pequeños canales decorados con casas rurales con techo de paja y adornadas con flores en sus cuidados jardines.
En la “Venecia de Holanda”, de apenas 2 mil 600 habitantes, está prohibido circular en coche; la única forma que tienen los turistas de llegar a Giethoorn es dejando el auto en las afueras y recorrer el resto del camino a pie o a través de los que se conocen como “botes silenciosos”, que se llaman así debido a que los motores que utilizan no hacen ruido. Es más, la paz y la tranquilidad son elementos esenciales del lugar y su sitio web oficial explica que “el sonido más fuerte que uno puede escuchar generalmente es el ‘cuack’ de un pato o el canto de los pájaros”.
El origen de este encantador pueblo
Se dice que fue fundado por monjes franciscanos alrededor del 1230, y otra versión señala que fueron unos fugitivos de la región del Mediterráneo.
Estos primeros habitantes encontraron en el lugar un montón de cuernos de cabras salvajes, que probablemente murieron en 1170 tras una inundación, por lo que nombraron su asentamiento como Geytenhorn (cuerno de cabra). Con el paso del tiempo se convirtió en Geythorn hasta convertirse actualmente en Giethoorn.
¿Y por qué tiene canales?
Los canales de la aldea fueron excavados siglos atrás para el transporte del extracto de turba, un material orgánico rico en carbono que se emplea como combustible, y en la obtención de abonos orgánicos y que se forman en lugares pantanosos debido a la descomposición de restos vegetales. Este sector, junto a los canales, ha creado lagunas que se encuentran al Este y el Sur del pueblo, de ahí que las casas parezcan construidas sobre islas pequeñas a las que solo se puede acceder a través de puentes. La mayoría de los más de 176 puentes fueron construidos por los propios vecinos para poder comunicar sus casas con las “calles” adyacentes.
Y como esta Venecia del Norte está bajo el nivel del mar y el suelo es demasiado blando, no soportaría la construcción de carreteras y mucho menos el tráfico de automóviles. Así que los canales sirven para moverse por el pueblo e incluso tienen señales que organizan el tráfico de barcas.
No todo es navegar
Los paseos en bote son una de las principales atracciones turísticas. Los senderos al lado de los canales son ideales para caminar o montar en bicicleta y hay una gran oferta de cafés y restaurantes.
Otra opción divertida es alquilar una pelota inflable y colocarse en el interior para, literalmente, caminar sobre el agua o flotar. Pero si lo tuyo es estar en tierra firme, hay varios museos como el Het Olde Maat Uus, que enseña cómo eran las típicas casas de campo de Giethoorn hace más de un siglo o el Oude Aarde, que cuenta con una amplia colección de piedras preciosas y minerales, y l Histomobil, con su colección de coches antiguos, motocicletas y carruajes.
Las imágenes de esta aldea idílica hacen que se antoje vivir ahí o, de perdido, conocerla. Si no lo crees, para muestra basta el video de este vlogger mexicano: