La boda de mi mejor amigo es una comedia romántica dirigida por P. J. Hogan y protagonizada por una de las mujeres más hermosas del planeta, Julia Roberts. Se estrenó en 1997 y rápidamente se convirtió en un gran éxito para la taquilla y la crítica.
La historia trata de cómo Julianne Potter, una crítica neoyorkina de restaurantes, es invitada a la boda de su mejor amigo, Michael O’Neal, y ella descubre que está locamente enamorada de él, por lo que decide evitar la boda cueste lo que cueste. Al final no logra su cometido y la boda se realiza.
Nadie soportaba a Julianne
Aunque han pasado varios años desde que nos enamoramos de esta cinta, el director ha confesado que el final original no tiene nada que ver con lo que salió en la pantalla. ¿La razón? Todos odiaban a Julianne por intentar sabotear la boda y merecía una lección.
En el guión original, la protagonista encontraba al amor de su vida durante el banquete nupcial, quien sería interpretado por el actor John Corbett.
No se merecía ser feliz
Luego del preestreno, la audiencia que fue invitada a dar su opinión, consideró que Potter no merecía encontrar al hombre de sus sueños, no la toleraban.
Les caía tan mal, que la querían muerta. No entendían cómo alguien podía ser tan mala. Así que tuvimos que encontrar algo que agradara al estudio, pero que fuese aceptable para el público.
Buscaron un final alternativo
Los productores estaban muy preocupados porque la película era protagonizada por Julia Roberts y ella merecía tener un final feliz. No podía terminar sola, puesto que era una historia romántica, por lo que decidieron que encontraría consuelo en los brazos de su confidente, aunque fuera gay.
George al rescate
Fue entonces que George tuvo un papel más importante en la historia. Lo peculiar es que, después de ocho meses de haber finalizado el rodaje, Roberts tuvo que volver al set de filmación, utilizando una peluca para cubrir su reciente corte de cabello y grabar un final distinto.
Con esta escena del baile final, la audiencia perdonó a Julianne. En solo cinco minutos, fuimos capaces de que la gente olvidara toda la película y le tomara cariño al personaje que había odiado durante hora y media.