A lo largo de los últimos días, la exestrella de Nickelodeon Jennette McCurdy ha acaparado los titulares de los medios, ya que previo y tras la publicación de su polémico libro titulado I’m Glad My Mom Died, se han revelado los secretos más oscuros y terribles que la intérprete de Sam Puckett, en la serie iCarly, sufrió desde muy pequeña por parte de su madre, Debra McCurdy.
Antes del lanzamiento de sus memorias, la exactriz de 30 años también reveló que además de los problemas con su progenitora, tuvo que lidiar con abusos de una persona intimidante durante su vida como estrella infantil.
A dos días del lanzamiento del libro de Jennette Mccurdy, la usuaria de Facebook Alee Salinas compartió una publicación en la que asegura haber terminado de leer el ejemplar de la exactriz y afirma sentirse sorprendida por todo lo que la intérprete de nuestra querida Sam Puckett tuvo que vivir y soportar desde niña.
Manifestando que durante la lectura se sintió “sofocada y atrapada” por la desesperación e impotencia que le provocó leer todo lo que Jennette sufrió, en la sección de comentarios de su publicación, Alee enumeró las cosas que más la impresionaron de I’m Glad My Mom Died.
A continuación enlistamos para ti las cosas más impactantes que Jennette Mccurdy vivió con su madre, por quien, de acuerdo con el prólogo del libro, la exestrella de Nickelodeon vivía para complacer y hacer feliz.
1. Esto fue lo último que le dijo a su madre
Mami. Estoy tan delgada en este momento. Al fin peso ochenta y nueve libras (40 kilogramos).
2. Su propósito de vida era hacer feliz a mamá
Y si realmente va a morir, ¿qué se supone que debo hacer conmigo misma? El propósito de mi vida siempre ha sido hacer feliz a mamá, ser quien ella quiere que yo sea. Así que sin mamá, ¿quién se supone que debo ser ahora?
3. El sueño frustrado de su madre era ser actriz
Tú sabes lo mucho que yo quería ser actriz. “Pero la abuela y el abuelo no te dejaron”, le digo. “Pero la abuela y el abuelo no me dejaron, así es”.
4. No quería ser actriz, pero quería ver a mamá feliz
“Es importante que Jennette quiera actuar para que le vaya bien”, él dice.
“Oh, ella quiere esto más que nada”, dice mamá mientras firma en la línea de puntos de la siguiente página.
Mamá quiere esto más que nada, yo no. Este día fue estresante y nada divertido, y si me dieran a elegir, elegiría no volver a hacer nada parecido. Por otro lado, quiero lo que mamá quiere, así que en cierto modo tiene razón.
5. Vivió episodios de violencia doméstica
“Deb, llegó un par de horas tarde, ¡no es para tanto!” Papá intenta gritar a través de sus gritos.
“¡No me desautorices! ¡NO ME DESAUTORICES!” Mamá libera sus muñecas y comienza a abofetearlo.
“¡Vete, mamá! ¡Ya lo tienes!” La animo como siempre hago en cuanto se me pasa el miedo.
“Deb, esto no es razonable. Necesitas ayuda”. Suplica papá. Oh, no. ¿No sabe que esa frase es un gran detonante para ella? Cada vez que él o el abuelo han tenido una discusión con mamá y han dicho “necesitas ayuda”, eso solo la pone peor.
“¡NO NECESITO AYUDA, TÚ NECESITAS AYUDA!” Mamá grita.Uno, dos, tres, cuento en mi mente. Menos de diez segundos antes de que vuelva. Cuatro, cinco, seis, siete. Ha vuelto y lleva un cuchillo de cocina, el grande que usa el abuelo para cortar las verduras todas las noches.
6. Ni siquiera podía ir sola al baño
“Lo siento”, digo mientras hago caca y mamá moja una toalla de papel con agua. Me da vergüenza que siga insistiendo en limpiarme el c*lo. Hace poco intenté decirle que ahora que tengo ocho años, puedo hacerlo por mí misma, pero parecía que iba a llorar y me dijo que tiene que hacerlo hasta que tenga al menos diez años porque no quiere que queden marcas de patinazos en mi ropa interior de Pocahontas.
7. La presionaba porque tenía que ser “más bonita”
Cada cosa “buena” que dice mamá sobre mi “belleza natural” va seguida de su lado negativo, que sirve de justificación para la necesidad de mejorarla con un poco de belleza comprada en la tienda. Y como parece que cada cosa “naturalmente bella” de mí viene acompañada de una desventaja que necesita ser realzada por la belleza comprada en la tienda, empiezo a preguntarme si realmente soy bella naturalmente, o si el uso que hace mamá del término “bella naturalmente” va en el mismo lugar donde otros usarían simplemente el término “fea”.
8. Tenía que hacerla feliz aunque ella fuera infeliz
“Por supuesto que no me gusta más escribir que actuar. Nunca podría”.
Al oír las palabras que salen de mi boca, pienso que sueno falsa, con la inocencia fingida de los personajes de las reposiciones de ‘Leave it to Beaver’ que la abuela insiste en ver a pesar de que las odio tanto.
Mamá no se da cuenta de que estoy mintiendo, aunque en mis huesos se siente tan obvio que lo estoy haciendo. Prefiero absolutamente la escritura a la actuación. A través de la escritura, siento poder quizá por primera vez en mi vida.
9. Le pedía que contará las calorías que ingería
Me acostumbré rápidamente a la restricción de calorías y soy bastante buena en ello. Estoy desesperada por impresionar a mamá. Es una gran maestra porque ella lleva mucho tiempo restringiendo las calorías, me dice.
“En una ocasión, cuando era pequeña y me estaba quedando dormida, escuché a mi madre y a mi padre hablar en la otra habitación. Decían que mi hermano podía comer cualquier cosa y que su metabolismo la eliminaba enseguida, pero que todo lo que yo comía se convertía en grasa. Esas palabras me afectaron, Net, realmente lo hicieron. Desde entonces me he restringido.”
10. Se pesaba hasta cinco veces al día
La restricción calórica nos ha acercado a mamá y a mí, más de lo que ya estábamos, lo cual es mucho decir porque ya eramos muy unidas. ¡La restricción calórica es maravillosa!
Llevamos unos seis meses con nuestro plan de restricción calórica y realmente se nota la diferencia. He bajado tres tallas y ahora uso una talla siete ‘slim’ para niños. El Espíritu Santo me dice que toque la palabra ‘slim’ en las etiquetas de mi ropa cinco veces cada día porque ese ritual, junto con mi restricción, me mantendrá pequeña. ¡Gracias, Espíritu Santo!
11. Su mamá la bañaba junto a su hermano
“¡NET! ¡HORA DE LA DUCHA!” Mamá grita desde otra habitación.
Todo mi cuerpo se congela. Oh, no. No la hora de la ducha.
Hace tiempo que temo las duchas, cinco años más o menos. Todas las veces me sentía incómoda de que mamá todavía me duchara.A veces, mamá me baña con Scottie. Tiene casi dieciséis años. Me da mucha vergüenza cuando nos baña juntos. Puedo darme cuenta de que a él también.
12. En la ducha le examinaba el busto y la vagina
Esté o no Scott conmigo, mamá me hace un examen de los pechos y del “c*lo delantero”, que es como llama a mis partes íntimas. Dice que quiere asegurarse de que no tengo ningún bulto o protuberancia misteriosa porque podría ser cáncer. Le digo que está bien porque definitivamente no quiero tener cáncer, y como mamá lo tuvo y todo, ella sabría si lo tengo.
Normalmente intento pensar en Disneylandia cuando mamá está haciendo los exámenes. Pienso en la próxima vez que el abuelo nos llame. Pienso en el desfile, en los fuegos artificiales, en los personajes felices y todo eso.
Cuando terminan los exámenes, una enorme ola de alivio recorre todo mi cuerpo y suelo darme cuenta de que es la primera vez que siento mi cuerpo desde que empezó el examen. Es extraño… cuando los exámenes están sucediendo, me siento como si estuviera fuera de mí. Como si mi cuerpo fuera una carcasa de la que estoy desconectada y estoy viviendo completamente en mis pensamientos. Mis pensamientos de ‘Main Street’, ‘Fantasyland’, ‘Mr. Toad’s Wild Ride’. (En realidad, no suelo pensar en ‘Mr. Toad’s Wild Ride’, porque por mucho que a la gente le encante, para mí esa atracción es mediocre).
13. Con su papel en iCarly apareció “El Creador”
ESTOY DE PIE DETRÁS DE LA CORTINA en el camerino del estudio de sonido, en el que rodamos el programa. Mis brazos están cruzados sobre mi cuerpo. Mi pie está golpeando ansiosamente. No quiero salir de detrás del telón.
“Sal, Net, sólo te harán una foto y luego podrás irte.”
“De acuerdo.”
Salgo. Siento que mis mejillas se sonrojan de vergüenza. Odio esta sensación, la sensación de que gran parte de mi cuerpo esté expuesto. Me parece sexual. Me da vergüenza.
14. La música la alejó de su mamá y le dio libertad
Sin que ella me vigile y me controle, mi vida es mucho más fácil.
La segunda cosa que estoy notando es que estoy comiendo. Mucho. Comeré Pop-Tarts de canela por las mañanas, después almorzaré y cenaré con la banda, ambas comidas fuera. Y pediré del menú de adultos. Y rara vez ensaladas. Y rara vez sustitutos. Hamburguesas y patatas fritas.
15. Su madre murió y a sus 21 años conoció la bulimia
Volvemos a mi casa y la cabeza me da vueltas por el alcohol. Jugamos un juego de mesa y escuchamos música, pero no hago más que seguir el ritmo. Mi mente solo piensa en una cosa: la cantidad de comida que he comido y lo que voy a hacer al respecto.
Levanto la tapa, me pongo de rodillas y me meto los dedos en la garganta.
Nada. Joder. Lo intento de nuevo, con más fuerza. Ay. Pincho mi garganta y pruebo un poco de sangre. Debo haberme rascado en carne viva. Oh, bueno. Estoy haciendo que esto suceda. Respiro con calma, empujo los dedos todo lo que puedo hacia atrás, con toda la fuerza que puedo, y finalmente el vómito sale a borbotones de mi boca, aterrizando en el inodoro. Miro hacia abajo, a los pequeños trozos de arroz, pollo y al espumoso helado derretido. Me siento victoriosa.
¿Y qué si la he cagado y he comido? ¿Y qué si he fallado? ¿Y qué? Sólo tengo que meterme los dedos en la garganta y ver cómo se deshace mi error. Este es el comienzo de algo bueno.