Desde hace algunos años, en el mundo del espectáculo y de la moda, en particular, en las portadas de las revistas, el típico prototipo de belleza establecido por la sociedad se ha ido erradicando, abriendo camino a la inclusión de personas que por mucho tiempo fueron excluidas.
Con el fin de mostrar las costumbres, tradiciones y culturas alrededor del mundo, para su edición de abril, la edición filipina de Vogue se convirtió en la primera revista en mostrar a la modelo más longeva en su portada, pues presentó a una mujer filipina, quien es considerada la última tatuadora indígena en usar la milenaria y tradicional técnica de su pueblo natal.
Se trata de Apo Whang-Od, una mujer originaria del pueblo Buscalan, Kalinga, en Filipinas, también conocida como Maria Oggay, quien es famosa por ser la tatuadora que aún practica la milenaria técnica mambabatok y que, por años, ha sido convocada por diferentes comunidades para imprimir símbolos sagrados en las personas que estaban a punto de cruzar un umbral en sus vidas.
La mujer lleva tatuándose la piel con ayuda de las herramientas de sus ancestros desde que era adolescente, método con el que ha buscado mantener sus costumbres, tradiciones y cultura, que, además, ha buscado enseñar a sus descendientes, a quienes ha entrenado e inspirado para continuar con dicha técnica.
Apo Whang-Od ha ganado renombre y ha sido muy buscada por su clientela en los últimos 15 años, pues miles de visitantes provenientes de diferentes partes del mundo acuden a su pueblo con la ilusión de ser tatuados por sus manos, técnica que ella aprendió de su padre y que le ha permitido marcar la piel de mucha gente no solo con símbolos sagrados de antepasados, sino con algo significativo para esa persona.
Además, su oficio le ha permitido marcar etapas importantes en las vidas de hombres y mujeres de su pueblo, ya que, según sus creencias, las damas se tatuaban con el fin de promover la fertilidad y la belleza, mientras que en el caso de los caballeros era para demostrar que se convertían en cazadores.
Ahora su profesión la llevó a posar sus simbólicos tatuajes y convertirse en la modelo más longeva en aparecer en una portada de la famosa revista Vogue, quien la eligió por su complejo y antiguo método de tatuar la piel con ayuda de herramientas muy finas hechas a base de bambú.
Debido a que la tradición indica que un mambabatok solo puede transmitir su oficio dentro de sus líneas de sangre y como Whang-Od nunca tuvo hijos propios, optó por enseñar la técnica y enseñar todos sus conocimientos a su sobrina nieta Grace Palicas, a quien eligió como su aprendiz desde que tenía 10 años. Aunque inicialmente se mostró renuente, hoy en día se encuentra orgullosa de ser la encargada de continuar con el legado familiar.