Crecí en el océano. Siempre he admirado las fotos en los arrecifes, bajo el agua, con peces, y todo lo que se puede observar a sus alrededores. Después de ver fotografías de grandes surfistas o de buceo en diferentes lugares del mundo, sabía que un día llevaría a mis clientes de bodas a posar bajo el agua. Leí todo lo que pude, hice pruebas de seguridad y tomé una primeras imágenes de , niños y mujeres embarazadas. Después pensé: “Vamos a sacar esos vestidos de novia del armario y crear una obra de arte”.
Comencé a tomar fotografías bajo el agua y olvidé lo que sabía acerca de las típicas fotos de boda. Rompí con todas las reglas de una presentación tradicional, y empecé a trabajar con los novios bajo el agua. Ahí todo es posible, se incorpora el entorno submarino, sin peso, donde existe la belleza y elegancia necesarias para transformar a las novias en sirenas.
Después de fotografiar la primera novia, estaba dispuesto a dar un gran paso. Me concentré en lo precioso que lucía un vestido de novia: la manera en que podía fluir bajo el agua era sorprendente. Tras varias sesiones en piscinas, me encontré con un grupo de buceadores dispuestos a ponerse vestidos de novia y esmoquins. Bajaríamos a 30 pies bajo el agua en los Cayos de Florida para crear fotos en los arrecifes. Con una variada tripulación de buzos expertos, y después de meses de planificación, realizamos las primeras tomas nupciales en las profundidades del océano.
Vía: Boredpanda