Cuando hablamos de qué color de piel somos, generalmente pensamos: “soy de piel blanca, morena, etcétera…”, pero la realidad es que todos tenemos un color de piel tan exacto como la guía cromática de Pantone. Por eso, la fotógrafa brasileña Angélica Dass decidió iniciar el proyecto Humanae, en el que pretende hacer inventario de los tonos de la piel humana.
Una idea que inició en el 2012 y que ganó el Premio Festival Off de PHotoEspaña 2013, ha tenido presencia no solo en galerías de arte y medios digitales, también se ha presentado en instituciones educativas como parte de una campaña para concientizar a la población sobre lo complicado que resulta poner etiquetas únicas al color de piel.
Así nació Humanae
“Vivimos en un mundo en el que el color de nuestra piel no solo causa una primera impresión, sino la definitiva. Nací en una familia llena de colores. Mi padre es hijo de una dama de quien heredó un intenso tono chocolate oscuro. Fue adoptado…, mi abuela tiene una piel de porcelana y cabellos de algodón. Mi abuelo estaba entre un tono vainilla y el tono del yogur de fresa, como mi tío y mi primo”.
“Mi madre es hija de una nativa de Brasil, de piel canela con un toque de avellana y miel, y de un hombre con la piel café con leche, pero con mucho café. Ella tiene dos hermanas. Una con una piel maní tostado y la otra, también adoptada, está más bien tirando al beige, como un panqueque…”.
“Recuerdo mis primeras clases de dibujo en la escuela… nunca entendí el único lápiz color carne. Yo era de carne, pero no era rosa. Mi piel era marrón y la gente decía que era negra… Luego, cuando acompañaba a mi primo a la escuela, la gente me confundía con la niñera. Si ayudaba en la cocina en la fiesta de un amigo, la gente pensaba que era la criada. Fui incluso tratada como prostituta solo porque estaba caminando sola por la playa con amigos europeos”.
“Y muchas veces, cuando visitaba a mi abuela o amigos en edificios de gente de clase alta, era invitada a no usar el ascensor principal. Porque al final, con este color y este pelo, no puedo pertenecer a ciertos lugares… Años después me casé con un español. Pero no cualquier español. Elegí uno con el color de piel de una langosta quemada por el sol… Y así es como nació Humanae”.
Un cuadrito de su nariz es su color
“Quienes posan son voluntarios que han conocido el proyecto y deciden participar en él. No existe una selección previa de los participantes ni se atiende a epígrafes de clasificación referentes a nacionalidad, género, edad, raza, clase social o religión. Hago los retratos en fondo blanco. Cojo un cuadradito de 11 pixeles de la nariz y ese es el color que coloco en el fondo”.
“La elección de la nariz es intencional porque es la primera parte del cuerpo que cambia cuando tomamos el sol, tomamos un vinito o estamos resfriados. Después, en un programa de edición, cojo el color y busco el correspondiente en la escala Pantone“.
El proyecto habla de muchas cosas
“Tengo un montón de historias… Muchas son cosas superemocionantes como, por ejemplo, gente que tiene a su hijo en acogida y lo han encontrado online en el proyecto y me da las gracias. También voluntarios de la Comunidad de Madrid que trabajan en colegios conflictivos y me han escrito para que les hable de igualdad, o gente que no tiene una historia dura pero que cree que hay que hablar de esta temática”.
“Lo de los colores es fundamental, pero es solo una capa porque creo que en el proyecto hablo de muchas otras cosas”.
6 mil millones de personas es el límite
“No hay una fecha determinada, sigue en desarrollo, su límite sería alcanzar la totalidad de la población mundial. Actualmente, más de tres mil 500 voluntarios han sido retratados”.
“Se han realizado sesiones de fotos en 26 ciudades diferentes y en 17 países distintos: Madrid, Barcelona, Getxo, Bilbao y Valencia (España), París (Francia), Bergen (Noruega), Winterthur (Suiza), Groningen y La Haya (Holanda), Dublin (Irlanda), Tyumen (Rusia), Gibellina y Vita (Italia), Vancouver (Canadá), Ohio, Pittsburgh y Chicago (EU), Quito (Ecuador), Valparaíso (Chile), Sao Paulo y Río de Janeiro (Brasil), Córdoba (Argentina), Nueva Delhi (India), Daegu (Corea del Sur) y Adis Abeba (Etiopía)… Sin prisa, pero sin pausa”.
Para conocer más sobre este increíble proyecto en progreso, puedes visitar el sitio que Angélica Dass ha desarrollado, su página de Facebook, su cuenta de Twitter, su blog o su perfil de Instagram.