Nuestros abuelos pueden tener cabellos blancos y los rostros arrugados, pero también fueron jóvenes, bailaron, rieron y experimentaron sucesos que tal vez ninguna de nosotras vivirá. Es bonito sentarse a escuchar todas aquellas anécdotas de tiempos en los que las personas escribían cartas, los teléfonos eran fijos y era rarísimo tener una computadora en casa.
Tomar el álbum familiar es como viajar en el tiempo. La textura del papel, los vestuarios, incluso los paisajes de fondo te llevan a una realidad en la que nuestros abuelos fueron felices. Quizá motivados por eso, muchas chicas y chicos decidieron vestirse como sus antepasados para recrear sus fotografías favoritas. El resultado es encantador. Los títulos de las fotos son los que los usuarios han escrito sobre ellas.