Cuando alguien me pregunta si tengo alguna adicción, antes de apresurarme a contestar que no, recuerdo ese delicioso aroma que cada mañana hacía que saliera temprano de casa, caminara unas cuantas calles y entrara en el paraíso de los carbo-adictos: la panadería.
Cuando dicen que todos los niños nacen con una torta bajo el brazo, creo que en mi caso traía una caja completa. Confieso que soy una fanática del pan. No importa el sabor o la textura: salado, dulce, de caja, artesanal y un largo etcétera; todos son deliciosos. Y si tú también eres adicta al pan, seguramente te identificarás con estas imágenes.