Nunca sabes qué tan diferente es la vida de una ciudad pequeña a la de una más grande hasta que te mudas. Es como si de pronto todo lo que has vivido hasta el momento dejara de tener sentido y es necesario adecuarte a un estilo de vida completamente diferente al tuyo, que vienes de un ‘pueblito’ con hermosos atardeceres y cielos estrellados.
Algunas situaciones como las siguientes te sonarán familiares si eres de un lugar pequeño. Y si aún sin serlo te ves reflejada en más de tres, tal vez tu ciudad tenga un toque más pueblerino de lo que crees.
1. Nadie sabe dónde está tu ciudad
Siempre que alguien te pregunta de dónde eres, tu respuesta automática es: “Lo más seguro es que nunca hayas escuchado hablar de él. Está como a una hora de…” y luego mencionas el nombre de las cinco ciudades más cercanas, mismas que todos parecen conocer. Es bastante frustrante, pero créeme que terminas por acostumbrarte.
2. Cuando por fin encuentras a alguien que sí sabe en dónde está, es increíble
¿Has estado tres veces? ¿Por negocios? ¿En serio?
3. En tu ciudad, todo es novedad
De verdad, cualquier negocio nuevo del giro que sea está repleto a diario, desde su apertura hasta los tres meses, que es el plazo aproximado de duración del furor de la novedad en cualquier ciudad chica.
4. La vida nocturna no existe
Repito, no existe. Todas las tiendas, bares o lugares en donde pudieras entretenerte un poco más que en casa cierran a las 9 de la noche.
5. Cuando llega cualquier franquicia te cambia la vida
De hecho, el día que te enteraste que Walmart abriría una sucursal cerca de tu casa fue uno de los momentos cumbre de tu vida. Sí, parece broma pero no lo es.
6. Los encuentros deportivos siempre son un acontecimiento
Incluso si no eres un gran fan de los deportes, te pones a la defensiva si alguien se atreve a criticar al equipo local. Además es el pretexto perfecto para beber en otro lugar que no sea el bar.
7. Centro = nombre elegante para llamar a la calle que tiene más tiendas
8. Las citas eran tan extrañas…
Porque siempre existía la posibilidad de que conocieras bien a sus ex. Aghh.
9. Bueno, SIEMPRE las conocías
Y algunas eran tus amigas. Eso de que hay muchos peces en el mar no aplicaba cuando vivías en un pequeño estanque, por lo que las opciones por lo general eran muy limitadas. Mucho.
10. No hay secretos
Nada. Cero. A menos que te encerraras en un cuarto sin ventanas y a prueba de sonido, siempre había alguien que te sorprendía en una cita secreta y a la mañana siguiente TODOS lo sabían. Literal.
11. Todos se conocen entre sí
Incluso a quienes no conoces en persona, por lo menos los has visto alguna vez y para algunos hasta tienes un apodo específico, como “el-chico-que-se-parece-a-James-Franco-pero-más-feo-que-es-amigo-de-Jorge.”
12. Aparecer en el periódico local es lo más común
Ese periódico era como el equivalente impreso del programa de Don Francisco a un nivel local, para que se entienda. Y ahí andabas feliz por la vida cuando te publicaban un artículo o aparecías en las páginas de sociales.
13. Las salidas al supermercado te llevaban media tarde
Porque era seguro que te encontraras por lo menos a cinco personas que tenían buenos chismes para compartir, y pues ni cómo decir que no.
14. Visitar a los familiares en una ciudad más grande era un shock cultural
¿Cómo que no conoces a tus vecinos? ¿Cómo que no puedes ir caminando a cualquier parte? ¡Dios! ¿Cómo pueden vivir así?
15. Eres cinta negra en auto-distracción
Simplemente porque las probabilidades de que no hubiera un lugar interesante para salir el fin de semana eran del 100%.